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La esperanza De ver un día su faz. Noble idea nace acaso En la mente del poeta, Cual en oásis del desierto Yergue el tallo planta hermosa De algún germen que arrastrara Impetuoso allá el simoun. Brota, crece, sube, vuela Al impulso poderoso De halagüeña inspiración. Hiere el alma, la despierta, Le da dulce y grato son, La fascina con su encanto, Y en un punto al par derrama Luz y fuego al corazón. Mírala, ya quiere asirla; De ella ya va a dar en pos; Ya la tiene, la arrebata; Yé cumplido ya su afán ... Mas ¡ ay! que en las torpes manos Huye todo. . . y solo deja Ansia eterna que fatiga, Cierto anhelo indefinible Cual luz vaga, que oscilante, Se columbra Sobre densa oscuridad. Infeliz del que consume Su existencia asaz liviana En un perpetuo soñar. 134 -