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con el Verbo de Dios que al mundo vino. Triunfó Luzhel del hombre delincuente, rugió de gozo al contemplar su hazaña. irguió altanero su abatida frente, lanzóse audaz con implacable saña a la lucha con Dio!'.: mas de repente, cual sale el sol detrás de la montaña, apareciste tú, Virgen sagrada, y su cerviz dejaste quebrantada. Inefable sonrisa de dulzura brilló en la faz del Todopoderoso: tu sér contempla y a la vez murmura desde el trono del cielo esplendoroso: "j No hay mancha en tí, tu Concepción es pura!" Y al escuchar el grito -,;ictorioso, se estremeció la tierra alborozada, y te aclamó por siempre inmaculada. Y al repetir este :-:agrado g-rito entre nubes de gloria los mortales, quedó en los Hijos de Francisco escrito: que al derramarlo en líricos raudales desde la tierra al límite infinito, ciñéronse de lauros inmortales, que coronando su brillante historia, es el blasón más grande de su g·loria. 'l'amhién yo quiero a esa real eorona ceñir la flor que ofre<?e mi pobreza : 102 -

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