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Más ¡, qué haré al fin, si efímeras y vanas las flores son de humana poesía? ¡,No ofreceré a las plantas soberanas ele la Virgen mis versos noche y día? ¿No cantaré, aunque eon yoces llanas, la Concepción sin mancha de María? ... Y ¿ quién mejor que humilde Religioso a la que e8 Reina del Amor Hermoso? II lVfi inspiración en su yolar ligero a tus plantas rindiendo el arpa mía, tu pura Coneepción que cante quiero con voz sonora y dulce melodía: quiero que tuyo mi cantar sincero brille cual tuyo al esplendor del día. Pobre es: mas ¡ah! en mi natal pobreza brote ele tí del arte la belleza. Antrs que el sol su carro diamantino veloz moviese en el rosado oriente, tu ser ¡ oh Virgen! del poder divino agotaba la fuerza omnipotente, ligando rn tí con inmortal destino lo más gTandioso que formó su mente : y tan bella al salir en tu hermosura eres de Dios l'a excelsa criatura. Tu ser reune en mir;terioso lazo cuanto de bueno encierra el orbe junto, que ni de Dios el poderoso hrazo ]00 -