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corrí anhelante por besar su manto, y oí una voz que en son de despedida dijo a mi corazón: '' Del mundo, niño, huye, verás cuán grande es mi cariño". Y fué feliz cuando la voz siguiendo ceñí el sayal del pobre Capuchino: fuí más feliz, cuando de amor sintiendo el fueg·o santo, ante mis ojos vino sonriente a lucir, del cielo hendiendo brillante nube, el sueño peregrino. No fué ya sueño : la ilusión querida vino a alumbrar los pasos de mi vida. Aquella voz que murmuró a mi oído, más dulce a mí que música harmoniosa, aquella hermosa aparición que ha sido risueña imagen de jazmín y rosa, aquel dulce ideal en que embebido soñé pasar la vida tormentosa, vuélvrnme a rnnrrir: y af'Í yo canto a la Virgru sin maueha, que es mi eneanto. Y ¡ eómo nó '. Si Cristo nos convida por la infalible yoz de su Vicario a eelebrar en fiesta enaltecida de su Madre el augusto aniversario; si suena el canto de ovación y vida desde las altas naves del santuario; si ¡Inmaculada'. el ángel desde el cielo grita, y la aclama alborozado el suelo. - 99 -

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