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pequeño; pero cuanto mayor sea el sacrificio mayor es el mértto.– Ya le decía en cartas anteriores: ..si la separación es penosa para ustedes, figúrese cuán _grande será el sacrificio para mí, que he sido siempre hijo cariñoso y siempre he procurado no darles la menor ocasión de disg.usto.-Durante varios días mi pensamiento constante y todas mis oraciones eran para que Dios les concediese valor y re– signación... Adiós, madre querida, que Dios le pague su resignación y el consuelo que con ella me ha dado, y reciba un abrazo que con el alma le envia su hijo: Fernando.:~~(Carta del 13 de noviembre de 1900.) V Noviciado y protesión.-Votos solemnes y ordenación sacerdotal.-La primero misa.-Projesor de ciencias Varios meses de experiencia llevaba el joven aspirante al es– tado religioso, viviendo en toda su integridad la vida religiosa, sin omitir levantarse a medianoche para cantar los divinos laudes, pues aunque los Superiores dispusieron que se levantara en dias alternos, el fervor y el e-spíritu de abnegación pulsaban fuertemente las ener– gías del postulante, obligándole a no tomarse alivios o dispensas ni de sueño ni tampoco de ayunos y abstinencias propios de la Orden. Pero no había ninguna prisa para que iniciara el afio de probación. Sin embargo, el 15 de febrero de 1901 tuvo lugar la ce– remonia de despojo del atuendo delicado de seglar para vestir la áspera túnica y el pobre y austero hábito seráfico, en cuyo simbó– lico acto ..sustituyó el apellido de familia por el de la ciudad de ori– g.en. llamándose desde entonces fray Fernando María de Santiago. Diez meses de prueba han transcurrido y ya comunica a sus deu– dos el favorable resultado definitivo de la votación de la Comunidad que le admite a la primera profesión o de votos simples. El propio interesado se lo comunica a la familia, le dice lo que le ha sido más doloroso durante ese lapso de tiempo y lo feliz y deliciosa que le re– sulta la vida religiosa. Al efecto en carta del 23 de diciembre del citado afio escribía: «Mis queridos padres y hermanos: Todo llega y todo pasa en este mundo, y presto, Dios mediante, llegará la hora en que pueda poner fin a mi forzoso y prolongado silencio, que si para ustedes fué penoso, para mí ha sido una de las mayores. pruebas, o acaso la mayor con que durante el noviciado tuve que luchar. (Du– rante el noviciado no se escribían cartas.) Con mucha frecuencia Y a todas horas pensaba en ustedes (y escusado es decirles que frecuen- 85
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