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-en afirmar que los autores de estos crímenes, al comentarJos más tarde, no pudieron por menos que manifestar su extrafl.eza por la valentía con que murieron aquellos mártires, comentando despecti– vamente y con palabras groseras el grito de ¡VIVA CRISTO REY! ·eon que casi todos murieron.» (Abogado somonte.) «El dia 14 de agosto, dice otro testigo, so pretexto de un bombar– deo de los nacionales, penetró en la iglesia-cárcel de San José una muchedumbre enfurecida, disparando para matarnos a los presos. Procuramos escondernos detrás de los altares, especialmente el del Carmen. Luego ·empezó la selección y la saca de presos hacia el cementerio de Jove, en donde les dieron muerte. Las victímas iban tranquilas y rezando al martirio. En tres grupos fueron sacadas: En el prímero fuimos señalados también mi hijo, joven de dieciocho afios, y yo, librándonos providencialmente de la muerte. liD el se– gundo grupo salieron espeeialmente S'aJcerdotes y todos los Capuchi– nos, menos el Cocinerín. Después sacaron otros, librándose de los detenidos muy pocos de ser aquel dia asesinados.:. (Angel Lorenzo Fernández.) «El día 14 de agosto, manifiesta otro testigo, bajo pretexto de un bombardeo de ~os nacionales fueron sacados (los Capuchinos, con otros muchos presos, para ser fusilados en el cementerio de Jove. De ellos quedó solamente el hermano Bernardo (nombre de seglar), Cembranos Ni.stal.» «Cuando empezó la saca, un padre Jesuita y un padre Capuchino dieron la absolución sacramental colectiva a todos, porque ya no se podía hacer otra cosa. Un pobre preso lloraba, y entonces un pa– dre Capuchino trató de ~Consolarle, y como no sabía el Señor mio Jesucristo, el Capuchino se lo fué dici·endo delante para dar la absolución. De los :presos que había en la iglesia de San José el día de la s(lca apenas quedamos, porque a casi todos los mataron ese día.> (José Fresno.) Uno de los detenidos, como quien d~ce con la soga al cuello y ju– gando la vida por la vida, relata los hechos luctuosos de la siguiente manera: «Empezó la saca en tres partes, para llevárselos en tres camio– nes al matadero. A mí me escogieron para el primero; pero me es– condí, y por entonces se marcharon. En el seg.undo viaje iban espe– cialmente elementos d€11 1Clero y varios Capuchinos. En el tercero ya fui yo también llevado al cementerio de Jove. Alli vi multitud de cadáveres en mangas de camisa, tendidos en el suelo, de los que habían llevado anteriormente a mí y a mis compafieros. Pegados a la pared del cementerio, antes de la descarga yo logré huir; y aun– que me lanzaron muchos tiros y cayó cal sobre las espaldas de algu- .58

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