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las grandes mejoras materiales realizadas por los padres en la igle– sia, y termina con estas palabras : «Son muestras de cuanto se han interesado los reverendos padres en el adelanto material de la igle– sia de su cargo.~ Fueron los Capuchinos los principales evangelizadores de la hoy floreciente República de Venezuela cuando era posesión española~ Durante la guerra de la independencia sostenida contra la metrópoli desaparecieron de aquel campo, regado con muchos sudores y con no poca sang.re generosamente vertida por ellos, para ci~lizarlos. a la sombra de la Cruz redentora. Pero este hecho histórilco no constituyó más que un largo paréntesis, un compás de espera sola– mente, ya que tanto los gobernantes de Venezuela como los padres Capuchinos aspiraron a reanudar otra vez la suspendida cristiani– zación de los aborígenes que aún vagaban por las regiones más. apa:tadas de la nación. Para llenar cumplidamente este laudable, acariciado propó.sito, acordaron los Capuchinos hacer una larga exploración orientadora, para la cual fueron deSignados el padre Arcángel y el padre Bien– venido de Carrucedo, más tarde Vicario apostólico del caroní. Dicha expedición apostólica se realizó por ambos misioneros el afio 1918, quienes visitaron la región del delta del Orinoco y Amacuro, mas parte del inmenso territorio del Caroni. Cada uno de los misioneros exploradores rindió por separado su informe; consecuencia del cual fué el nombramiento del padre Arcángel de Valdavida párroco de 'I\lcupita, población entonces de escasa importancia, pero capital hoy del territorio federal Delta– Amacuro, y asimismo capital del Vicariato apostólico del mismo nombre, recientemente desmembrado del Vicariato apostólico del Caroni. Con razón, pues, podemos considerar al padre Arcángel piedra angular del primer Vicariato al restaurarse las misiones entre los indígenas de aquellas regiones, ya que se estableció como conse– cuencia de la expedición y se dió el primer paso prá-ctico hacia la fundación al posesionarse canónicamente los Capuchinos de la pa– rroquia de Tucupita el afio de 1919, de la que fué el padre Valdavida primer párroco. La salud siempre delicada y precaria del siervo de Dios, agra– vada con las fiebres palúdicas contraídas en su cargo de párroco, le obligaron en 1920 a retirarse del territorio de misión, para aten– der debidamente a sus serios quebrantos. Pero el descanso recupe– rador le duró poco tiempo, ya que el año 1921 lo encontramos des– empeñando el cargo de párroco de Machiques, al otro extremo de la República. Ganosos los Capuchinos de establecer también otra mi- 46
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