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fray Saturnino, ya que si tengo la completa seg;uridad que imploró mi salvación a los mismos miltcianos que le condenaron a él, con mucho más mottvo se lo .imploraría a Dios, y el Señor le concedió la gracia de mi salvación. Durante la guerra sufri en dos momentos estas dos circunstancias, y también de una forma milagrosa salvé la vida, lo que me hace suponer que la protección de fray Saturnino impidió se consumara.:~> (Francisco Avila.) Cierto día se hallaba una madre en Bilbao con su niño en brazos y se le cayó desde un tercer piso; al saberlo .su abuelita se le ocurrió invocar a nuestro mártir, y quedó ileso, con asombro de sus papás y abuelita. Una señora de Santurce, llamada Adoración Villar, pidió a la her– mana religiosa de fray Saturnino que rogara por ella. Salió bien de la enfermedad y dió a luz una niña muy sana y preciosa. Las niñas del Colegio de las H}jas de la Cruz, de Santurce, en– comiendan el éxito de sus exámenes al siervo de Dios, con los me– jores resultados. Una hermana de fray Saturnino (doña Lolita), madre de nueve hijos, inesperadamente se quedó sin servicio, pesando sobre ella to– das las ocupf..ciones de la casa, de la numerosa prole e inmenso trabajo en el laboratorio: Recurren ella y otros miembros de la familia a muchos lugares, con resultado nulo. El dia 25, su padre, don Emilio, .se lo hace presente a su hijo durante la adoración euca– rística,. con las palabras con que le hubiera hablado en la tierra~ «Hijo mio-le dice en su súplica-, mira por tu hermana Lolita.:~> Lolita tendrá chicas, dije al llegar a casa, y, efectivamente, de uno de los muchos pueblos que se nos había dicho que era completamente imposible que hubiera ninguna chica, un buen día, y de la manera más inesperada, se presentaron dos excelentes chicas, que siguen con gran satisfacción. (Emilio Serrano.) Por su parte, aquel joven amigo de fray Saturnino, que a su rue– g.o fué a visitarle, conserva como preciada reliquia los pedacitos de la barba y la esquela que le envió para rogarle que fuera a visitarle. (Julio Morales.) Desde Santurce escribe sor Luisa Concepción que «son muchísi– mas las personas que me piden ruegue a mi hermano mártir por sus intenciones:~> , y que una hermana de su congregación obtuvo una gracia para su familia por su intercesión. (Sor Luisa Concepción Serrano.) El proceso de beatificación sigue su curso normal, como el de los otros religiosos Capuchinos asesinados en Madrid y su provincia, es– perando que por intercesión de los mismos siervos de Dios se termine pronto con toda felicidad. 387
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