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«Con la ayuda de Dios y de la Santísima Virg.en propongo hacer lo siguiente: Por la mañana: A fin de no molestar a las personas con quienes vivo, me levantaré a las ocho aproximadamente. Hecha'S las oraciones de la mañana, ofrecimiento de obras y luego mi misa personal, tomaré el desayuno. A las ocho y media rezaré las letanías de los santos y, a continuación, un cuarto de hora o veinte minutos de lectura espiritual de un tratado de religión y moral. Después de esto rezaré maitines y laudes, prima y tercia. A las diez, una visita espiritual a Jesús Misericordioso y a mi Santísima y Dulcísima Ma– dre. Más tarde, sexta y nona, y a continuación, la comida. De doce y cuarto a una y cuarto, oración mental, examen de conciencia y un rato de siesta. Por la tarde: A eso de los cuatro y media rezaré vis– peras y completas. De cinco y media a se1s y media, oración mental. Hasta las ocho, tiempo libre, y a est::J. hora visitaré en espíritu a Jesús Misericordioso y a la Purísima Virgen. Tiempo libre hasta la cena. Después de la cena, el rosario en familia, examen de concien– cia, y luego, a descansar. Durante el día haré frecuentemente la co– munión espiritual y con fervor diré el credo., Pero el siervo de Dios no se concretaba a cumplir este programa de piedad solamente, sino que diariamente practicaba otros muchos actos devotos y se daba todos los días la disciplina; por lo cual, la familia donde se hospedaba le tenía por verdadero santo. (Fran– cisco Avila.) VII Presiente su hora.-Dos registros.-Recuerdo a su ma– dre.-En zas c:checas•.-El martirio. Días antes del Alza~ento Nacional pasó un piadoso joven amigo de fray Saturnino por el convento de Jesús de Medinaceli y habló con él, que a la sazón estaba haciendo limpieza, y del mismo suelo tom6 un trozo de su recortada barba y le dijo: <<Guárdala como una reliquia, porque pronto me van a matar., Cuando el siervo de Dios ya se encontraba fuera del sagrado recinto, en la casa de la calle de la Verónica, envió una esquela al dicho amigo, rogándole que fuera a verle. El amigo se presentó en el referido domicilio, a quien fray Saturnino pidió la documentación de un hermano de aquél que es– taba en zona nacional, no pudiendo complacerle porque no tenía el tal documento. Después le preguntó si sabía alg.o de los otros reli– giosos del convento de Jesús, pues él estaba desconectado de todos ellos; y al referirle que ya habian asesinado a los padres Andrés de 383
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