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faclo. Pudo fray Diego intentar trse a Bilbao, pero no sabemos por qué no lo hiZo.» (Mercedes, Prudencia y María Ana Incera Naveda.) Semejante testimonio sobre la conducta de fray Diego en este primer refugio han dado las stguientes personas: Luis Incera; María Dolores Trujeda; María Luisa Incera Pando; Laura Pando; María concepción Incera Pando y Maria Asunción Incera Pando, afiadiendo que «durante el tiempo que tuvimos la fortuna de tratarle fué reli– gtoso modelo: muy afable, pero sin ligerezas, de tal manera que procuraba que los otros tres no tuvieran largas conversaciones, y mu– cho menos ligerezas con la sirvienta». Con el padre Miguel se trasladó el siervo de Dios desde Ctcero a Escalante, a la finca llamada cla Cagioja», el 13 de diciembre del indicado afto 1936. · El hermano observó la misma·vida piadosa y ejemplar en la Ca– gioja que lo hab1a hecho en Cícero. «Durante la estancia en mi casa era humilde; él miSmo hizo el altar, el atril para el misal y el cru– cifijo para decir la misa el padre Migueb (Braulio Navarro.) cHE:cho notable con gran peligro de su vida fué que, estando en Escalante, a fin de que el padre Miguel pudiera celebrar la Santa misa, se dirigió al convento y penetró en él por las tapias de la huer– ta para proveerse del misal y demas cosas necesarias para la cele– bración, visto por los milicianos, y tuvo que ocultarlo. Lo conoci mu– chísimo antes del Movimiento, porque era el portero de Montehano, y muchas veces me decía: «Espere que le doy una taza de café ca– liente», porque hacía mucho frío. Durante el poco tiempo que per– maneció en mi casa observó una conducta muy buena. El se encargó de ir a buscar el misal al convento; de hacer el atril, que no lo habia; de ir a buscar lo necesario para decir la santa misa, y además h1zo un crucifijo para el altar. Tenia una gran ansia de ir al convento, y muchas veces iba, y el mismo día que le mataron estuvo allí re– zando, según manifestaciones de él mismo.» (Josefa Rodríguez de Navarro.) c:Cuando se trasladó a Escalante con el padre Miguel, todavía vino varias veces a visitarnos, manifestándonos que se sentía muy feliz y contento, porque todos los días podía oír m1sa y comulgar.» (Her– manas Incera.) c:Fray Diego era también muy bueno, y ayudaba a hacer varias labores de la casa; y a mí también me acompañaba algunas veces al campo para ayudarme a trabajar alguna cosa.» (Ismael Huerta Herrería.) 355

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