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Según un compañero suyo de labores y trabajo fué el siervo de Dios muy observante y de absoluta confianza para nuestros Supe– <rtores. se distinguía especialmente por la vutud de la prudencia,. matizada con la nota de habilldad. sabiendo medir las cosas de suerte que sin despreciar a los inferiores e iguales, cutdaba al propio tiempo de proceder en perfecta armonía con los Superiores. Era ade– más fervoroso, sin especiales manifestaciones externas; pero des– pierto como era ·en lo temporal, lo era igualmente en lo espiritual, dándose cuenta exacta de lo que hacia y de cómo lo practicaba, mi– diendo muy bien las consecuencias de cuanto en ambos órdenes eje– cutaba. (Fray Sf!bíno de Quintanilla.) Fray Aurelio fué muy ,competente para todo. Serio y formal en sus cosas, bastante observante y de vida religiosa muy regular y ajustada. Era capaz para cualquier encomienda, muy útil y prudente, mereciendo que el padre Provincial le nombrara su hermano soCio-, cargo que desempeñaba cuando tuvo que abandonar el convento de Jesús como los otros religiosos. De carácter sereno y ponderado, se pudo notar en él que era muy servicial, trabajador y dispuesto siempre a cumpHr la voluntad de los Superiores. Por eso, solian ellos echar frecuentemente mano del siervo de Dios para asuntos temporales delicados a veces, que exigían mucha confianza y plena garantía y seguridad. Sencilla, comó aparece y fué realmente, su vida religiosa, resalta sin embargo, el carácter alegre, comunicativo y muy servicial para todos, religiosos y seglares. Pero como distintivo, además de la pru– dencia innata, hay que admirar su espíritu de laboriosidad. Difícil en extremo hubiera sido encontrarle una sola vez ocioso y sin hacer nada. Fueron muchos, escribe el padre Carrocera en la obra citada, los que al finalizar la guerra, se interesaron por su suerte, sabiendo que le había tocado vivir en Madrid al estallar el Movimiento. Pongo fin a este epígrafe con las palabras de una persona seglar que cultivaba la amistad con el siervo de Dios. «Recuerdo que el her– mano Aurelio era muy observante y muy buen religioso; siempre me trataba con la mayor afabilidad y sencillez. Nunca le vi enfadado, antes, al contrario, su carácter era tan bondadoso y jovial, que habi– tualmente se mostraba risueño y complaciente.> (Angel Ar ranz.) La profesión de los votos perpetuos solemnes tuvo lugar el 9 de enero del año 1916, veinte antes de la persecución y del martirio. (Acta de l{l. profesión solemne.) 303
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