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que se quedaba para religioso, y así lo hizo, entrando religioso ca– puchino.:. (Saturnino González.) Efectivamente, advertidos por los Superiores los buenos propó– sitos del joven Basilio, le enviaron a Bilbao para hacer los meses de postularttado exigido por las leyes canón~cas, «llamando ya desde entonces la atención de todos los relig.iosos por su recogimiento». Por lo mismo, el día 18 de abril del año 1906 vestia la austera librea capuchina, tomando el nombre de fray Alejo de Terradillos, e ini– ciando el año de probación en el humilde estado de hermano lego. Austero y penitente, mortificado y labor1oso, observante y muy obe– diente se mostró el joven novicio en la nueva palestra, razón por la cual la comunidad le admitió unánimemente en la triple votación a la profesión religiosa, que él, con inmenso gozo de su alma, emitió el 19 de abril de 1907, y la solemne el 20 de abril de 1913, por exigir es aquel tiempo las leyes de la Iglesia seis años de votos simples. (Actas de vesticíón y profesiones.) III Virtudes heroicas.-Fray Alejo y los novicios.-Amar a Dios sin modo ni medida. Emitida la profesión stmple, salió fray Alejo del noviciado; pero quedó de residencia en el miSmo convento de Bilbao para desempe– ñar varios oficios, especialmente el de cocinero, que es, a no dudar– lo, el más pesado en una comunidad religiosa. Cambió en parte de situación, mas no decayó en el fervor concebido; antes bien, alen– tado por los saludables efectos de la profes1ón, sus virtudes crecían rápidamente, cual si se tratara de un religioso consumado en la vida y en la aplicación de los medios de perfección. Después de al– gunos años fué trasladado al convento de Montehano, Casa enton– ces de noviciado. «Dicho hermano gozaba de gran estima entre los religiosos de las comunidades de la Provincia, pues sobresalía por su piedad, pe– nitencia y continuo recogimiento. En el recogimiento era alg.o ex– traordinario; siempre con la vista recogida, como mirando hacia su interior. Después de las oraciones de la noche en comunidad, durante eJ tiempo de nuestro noviciado, él se bajaba junto al altar del santísimo y, de rodillas en la grada inferior, se pasaba grande rato inmóvH ante Jesús Sacramentado. No sé hasta qué hora, por– que allí le dejábamos cuando íbamos a descansar. »En las recreaciones extraordinarias teníamos los novicios el de- 277
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