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Un condiscípulo en el seraficado traza del jovencito Felipe los si– guientes rasgos característicos: •Fué siempre un alumno notablemen– te aprovechado, logrando poner de manifiesto cualidades y rendi– mientos más que comunes. Evidenciaba preocupaciones intelectuales, morales y espirituales superiores a sus años. Sobresalía especialmente por su memoria felicísima, por sus aptitudes oratorias y dramáticas en los actos festivos del colegio. De temperamento espontáneo y efusivo, gozaba de las simpatías generales entre alumnos, profesores y her– manos del colegio. Sus devociones principales por entonces eran el beato Diego José de Cádiz, cuyo estilo y fervor de predicación tomó como modelo; la Santísima Virgen Inmaculada y la Divina Pastora, así como el entusiasmo por las misiones, tanto en la Provincia como en América.» ('Padre Mauricio de Begoña.) II Novicio C~puchino.-En los Colegios mayores.-Sacer– dote de 'Cristo. El joven Felipe ha cumplido felizmente los cinco años dedicado a la práctica de la virtud y al estudio del latín y humanidades. Y consignamos que felizmente, porque las calificaciones que tenemos a la vista, r~sultado de los exámenes, señalan casi siempre las má– ximas o próximas a ellas en la ciencia, y las de buena conducta en cuanto a su comportamiento en la vida de religiosidad y devoción. Por eso, fué hallado digno de trasladarse al convento de Bilbao y vestir la librea seráfica el 2 de ag.osto de 1923. cambiando en la ce– remonia de vestición el nombre de Felipe por el de fray Domitilo de Ayóo, e iniciando entonces el año de probación y de formación re– ligiosa integral. (Acta de vestición.) «Su comportamiento durante el año de noviciado, fué de notable intensificación de las buenas disposiciones espirtiuales de que es– taba dotado y había ya cultivado en el Seminario Seráfico. Si·empre recogido, aunque en los recreos seguia alegre y Vivaz como siem– pre. Con él se trataban siempre temas espirituales. Incrementó de modo especial el espíritu de mortificación, siendo observante y dis– ciplinado, y aún añadiendo por su cuenta otras prácticas ascéticas, a más de las ordinarias y acostumbradas. Le seducía especialmente el modo primitivo y elemental franciscano de las Florecillas, y así se proponía andar él por el mundo más tarde ejerciendo el aposto– lado. Asimismo stg.uió aumentando la devoción a la Santísima Vir– gen.» (Padre Mauricio de Begoña.) 260