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:año 1923 se consagró temporalmente a Dios profesando los tres vo– tos evangélicos. (Acta de profesión.) Inmediatamente después de la profeslón fué destinado a los Co– legios Mayores ·para dedicarse a los estudios propios de la carrera eclesiástica, empleando tres años en la Filosofía, -cuatro en la Teo– logía y uno en la Elocuencia sagrada. (Estadística oficial de estu– dios de la Provincia.) La vida colegial de fray Ramiro fué la que correspondía a un fervoroso ~studiante Capuchino. De él dice uno de sus condiscípu– los: «Puedo asegurar que fué un religioso humilde, devoto, traba– jador, respetuoso y amante de las glorias de la Orden. En cuanto a los tres votos religiosos, nunca observé en él falta alguna de que me acuerde. Creo poder afirmar que los cumplió a la perfección. Actos heroicos de virtudes teologales o cardinales, no recuerdo haber pre– senciado en él; ni sé .que durante nuestra carrera nos ocurriese ocasión peculiar para practicar tales actos, pues los doce afios que vivimos juntos transcurrieron dentro de la normalidad ordinaria. .Fué no.table su caridad: procuraba evitar murmuraciones y quejas, .aunque fuesen de cosas menudas; mostrábase laudablemente servi– cial con los demás; reconocía y estimaba debidamente los méritos ajenos. Pocas veces lo vi disgustado, mas bien se mostraba apacible y, en ocasiones, hasta jovial.>> (<Padre Pelayo de Zamayón.) Sin ser fray Ramiro especialmente llamativo en sus virtudes, fué un fiel observant~ de la vida que ha:bía elegido, con una natu– ralidad continuada, quizá más meritoria que muchos de esos rasgos que se consideran extraordinarios. Dicha observancia supone una fe robusta. Del mismo modo, la piedad profunda -era índice inequívoco de su vida de fe. Fué ponderado en todo su proceder, más bien con aire reservado; reserva que no restaba cuanto era necesario mani– f.estar con toda ponderación lo que había que hacer. Jamás se le vió actitud o se le oyó alguna palabra que pudiera sig– nificar menosprecio o desconocimiento de los méritos de los otros. Era piadoso con una unción que no podía ocultar su manera llana y sencilla de cumplir los deberes de la virtud de la religión. También se distinguió durante los estudios por la filial devoción profesada a la Virgen María, sobre todo en la advocación familiar entre los Ca– puchinos, de Divina Pastora. Cuando estudiaba F1losofía, y luego sagrada T·eología, pude ob– servar que las virtudes ya dibujadas en sus. primeros añ.os se habían consolidado notablemente, llevando la vida religiosa con ejemplari– dad digna del mayor encomio. «La nota distintiva de fray Ramir~scribe un contemporáneo suyo tm los estudios-y la más visible fué su uniformidad constante .240

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