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26) fué inhumado el día 19 de agosto de 1936, en sepultura de 4.• temporal, cuartel número 35, manzana número 39, letra D, cuerpo número 14, chapa número ... Madrid, 3 de mayo de 1939 (firma ile– gible). El sello: cAyuntamiento de Madrid-Dirección de Cemente– rios.» Por otra par.te consta también en virtud de documento expedido por la alcaldía de la Villa, el 11 de junio de 1940, el cual dice lo si– guiente: «Don Pedro de Gorgolas Urdampilleta, Ofictal Mayor, en funciones de Secretario del Excmo. Ayuntamiento de esta M. H. Villa, CERTIFICO: Que por don José M.• de Chana, residente en esta ca– pital, se solicitó del Excmo. Sr. Alcalde, en instancia de primero del actual, se le expidiera certificación que acreditase la clase de féretro donde yace el cadáver de don Francisco Barahona Martin.-Del in– forme emitido por la Dirección de Cementerios, resulta que el cadáver de don Francisco Barahona fué inhumado en el Cementerio .Muni– cipal el dia diecinueve de agosto de mil novecientos treinta y seis, en una sepultura de cuarta clase temporal, sita en el cuartel treinta y cinco, manzana treinta y nueve, letra D, cuerpo número catorce, y que dicho cadáver fué depositado en un féretro de madera. Y para que conste, expido la presente, visada por S. E. y sellada con el de las Armas de Madrid, en sus Casas Consistorias, a once de julio de mil novecientos cuarenta.» (Firmas ilegibles.) En la Administración del Cementerio de la Almudena se consig.uió la fotografía del cadáver del siervo de Dios, presentando parte de la cara deshecha, prueba inequívoca de que los asesinos le maltrataron bárbaramente, bien sea porque sobre él dispararan una ametralla– dora, bien una bomba de mano o, posiblemente, por darle el tiro de gracia en el lado izquierdo de la boca. A propósito dice un técnico en la materia: «Contemplé su cadá– ver y pude ver que a mi primo Alejandro debió cogerle la bomba explosiva en el cráneo o muy cerca, porque lo tenia totalmente des– menuzado, de tal suerte que no había ningún rastro que pudiera servir para su identificación, en contraste por ejemplo, del cadáver del padre José María de Manila u otros, en cuyos rostros había huellas, de tal manera que se les conocía la fisonomía. Esta forma de hallarse el cráneo del padre Alejandro coincide con la que puede observarse en su fotografía, que fué expuesta en donde exponían la fotografía de los cadáveres y en el expediente que obraba en la administración del cementerio, coincidente con la ficha que pendía del cadáver.» Habla el informante del momento en que fueron exhu– mados los cadáveres de los mártires hallados mediante las foto– grafías y las fichas personales. Efectivamente, el 9 de julio de 1940 fueron exhumados sus restos, 216
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