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tributaran honores de santo en su traslado desde la villa de Santofia al convento de Montehano, para ser allí definitivamente inhumado. Pero sí afirmo que este acto fué realmente apoteósico, según testi– monio de muchos que asistieron al mismo. Traslado algunos a estas páginas. 4:En santofia, en cuyo cementerio había sido enterrado, asisti al reconocimiento del cadáver del padre Miguel de Graja!, y fué per– fectamente identificado como cadáver del padre Miguel de Grajal por las facciones inconfundibles y por los vestidos. Reconocido el cadáver, lo mismo que el de fray Diego de Guadilla, fué colocado en-doble caja, una de zinc y otra de madera; la de zinc Tecibió el cuerpo, y fué soldada, dejando una mirilla por donde se podía ver el rostro. Lueg.o se colocó dentro de otra de madera. También dentro de la caja de madera se colocó un tubo de plomo, y dentro de él un pergamino con los nombres de los religiosos que componíamos en aquella fecha la comunidad, mas una moneda de 25 céntimos gra– bada en el afio de 1927. De Santofia fué trasladado el cadáver a nuestra iglesia de Montehano. Dicho traslado fué verdaderamente apoteósico, asistiendo religiosos nuestros de Montehano, Santander, Bilbao, muchos sacerdotes seculares y un gentío inmenso de los pue– blos y villas próximos al convento de Montehano. Llegado el cadá– ver a la iglesia de nuestro convento, se celebraron solemnísimas exequias, predicando a continuación el padre Laureano de las Mu– fiecas, Capuchino.» (Padre Balbino de Villademor.) «Al triunfar los nacionales, se hicieron investigaciones para ver. si se podían encontrar los cadáveres; el enterrador indicó los núme– ros de las sepulturas en que estaban enterrados. Se hizo la identi– ficación y se comprobó que eran ellos (padre Miguel y fray Diego). Poco tiempo después, cumplidos todos los requisitos, se hizo el tras– lado d-e los restos de los religiosos fusilados, del cementerio de San– tafia a una cripta preparada en nuestra iglesia del convento de Montehano. Se hizo una fiesta solemnisima, y alli concurrieron las gentes de todos estos pueblos en numerosisimo gentío. En la iglesia se les hizo un solemne funeral, pronunciando la oración necrológica el padre Laureano de las Muñecas. Después se les dió sepultura en los sepulcros abiertos en tierra, en el mausoleo que en la iglesia se les levantó. Allí esperan la gloriosa resurrección nuestros mártires de la Fe y de la Religión, reverendo padre Miguel de Graja! y fray Diego de Guadilla.~ (Fray Juan José de .Villanueva.) «El cadáver fué llevado a enterrar al cementerio de Santofia, desde donde fué trasladado a la iglesia del convento de Montehano en el mes de mayo del 38. Yo asistí al traslado; fué, verdaderamente, 197

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