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«Desde la Cagioja venia a decir misa a mi casa ,donde tenia yo re– cogidas cinco religiosas Clarisas, celebrando casi todos los días~ y algunos días antes de morir nos dejó el Sacramento reservado. Durante esta época se ocupó extraordinariamente de los estudiantes a él encomendados, sin que le amedrentaran las amenazas que por esa causa se le hacían. Como los estudiantes estaban distribuidos en distintas casas, iba a visitarlos a todoSi personalmente. (Julia Chau– tón de Ballesteros.) «Días antes de ser asesinado le llevé yo en mi coche a las vtua.s de Noja y Castillo, con el fin de que pudiera comunicarse con los estudiantes, y aquel mismo día le traje a la «Cagioja», en donde me enseñó la capilla donde decía misa todos los días, mostrando su alegría por este devoto acontecimiento, porque se veía más tran– quilo que en Cícero, y porque se encontraba más cerca de los estu– diantes para poderse comunicar mejor con ellos y socorrerlos. Pudo indudablemente marcharse a Bilbao, como lo hicieron otros reli– giosos, en donde apenas .tenían peligro de la vida, pero me consta que no se fué por atender a los estudiantes en lo material y en lo espiritual.» (Doctor Emili.o Ortiz.) «También nos aseg.uró, después de ser invitado con los demás pa– dres a marchar a Bilbao, para defender su vida, que mientras hu– biera un solo estudiante en aquellos pueblos, él no se marcharía. »En cuanto al comportamiento con los relig~osos estudiantes hizo todo lo que en su mano estaba. El Frente Popular de Cícero le obliga– ba a presentarse diariamentie, con la intimación de que no podía salir a otros pueblos. Varias veces lo. solicitó, con el fin de socorrer y de consolar a los estudiantes. En vista de las negativas, enviaba esos socorros, según sus posibil!dades, por medio de tercera persona. No sé la fecha exacta en que salió de Cícero para trasladarse a Escalante. al barrio la Cagioja, donde permaneció mes y medio. El motivo de pedir el traslado a Escalante, fué, sob:re todo, el poder atender me– jor a los estudiantes. Varias -veces le propusieron el traslado a Bil– bao, con objeto de ponerse a salvo, pero esta proposición la rechazó siempre, dando la contestación de que mientras hubiera un solo es– tucttante en la provincia de Santander, permanecería allí. En su nueva residencia de Escalante desplegó más actividad en favor de los estudiantes, valido de las promesas del Frente Popular. Todos los estudiantes cons·ervan un recuerdo imborrable de su celo por la vo– cación de los mismos. He de advertir que al ver sus repetidas salidas, comenté algunas veces que bien pronto le costaría cara aquella li– bertad que le había dado y el riesgo que corría con su actuación.:.– (Varias personas.) 190

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