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IV Exilado.-Conducta intachable y edificante. Abandonada la iglesia y la Residencia, se apoderaron las enlo– quecidas turbas de ambos recintos, que fueron totalmente destruidos por la acción del fuego. Entre tanto, «el d1a 29 de julio de 1936, en plena revuelta la ciudad de Santander, perseguidos los religiosos, los .sacerdotes y otras personas, a -eso de las diez de la noche se presentó en nuestra casa el religioso Capuchino padre Ambrosio de Santibá– fiez, Superior de los Capuchinos de esta ciudad, y nos pidió definitivo asilo, por el serio peligro que corria de ser detenido y asesinado si por más tiempo, a causa de ser religioso, permanecía en el convento. >En nuestro domicilio, tratado como de familia, permaneció has– ta el 29 de septiembre, en que nuestra casa sufrió un registro y cua– tro de nosotras fuimos detentdas. En esta fecha se trasladó con don Celso de la Cruz Cuerno, también refugiado en nuestra casa, al do– micilio de dicho señor, y en él permaneció hasta que fué detenido el dia 14 de noviembre del referido año. >Durante el tiempo que vivió con nosotras y con nuestra difunta madre observó una conducta intachable, de ejemplar y buen reli– gioso. Hasta el 3 de agosto fué a su convento para celebrar misa. Pero, advertido del peUgro por otros dos padres ya detenidos, cerró la capilla y el convento, porque así lo aconsejaban las circunstan– -cias, como el mismo padre manifestó a las gentes. >En uno de los dias del mes de agosto salió a la parroquia de la Compafiia, que aún estaba ab.terta al culto, para decir misa, como en efecto la dijo. Pero, advertido por nosotras el peligro que corría de ser descubierto, pudimos con dificultad disuadirle de volver a sa– lir para celebrar y, aunque bastante contrariado, no salió más, pri– vándose con dolor del santo sacrificio. >Su vida en nuestra casa fué sencilla. Por el dia rezaba el bre– viario, hacía sus devociones, dirigía el santo rosario, que siempre rezábamos nosotras; bendecía la mesa en las comidas. En las char– las de sobremesa frecuentemente nos hablaba de religión y nos ex– plicaba puntos de doctrina. Fué en todo momento optimista y no mostraba .temor por su persona.> ( Avelina y Laura de la Gándara Lavín.) 160
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