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-general, como lo hacen la mayoría de los cristianos, sino que deseo que formes parte del número de mis predilectos y elegidos; quiero que seas religiow, y religioso Capuchino. Pues quien mucho ha pe– cado, mucha penitencia tiene que hacer; y ésta es una de las Orde– nes más penitentes. Y, además, porque siendo Capuchino, y de este Distrito, tienes más fac111dad de marchar a F.Uipinas, a salvar a aquellos pobrecitos paisanitos tuyos de nacimiento, que tanto me {)fenden, y muchos de los cuales abandonan la religión católica.» El anterior episodio revela tres facetas bien claras por cierto. En primer lugar, su decidida vocactón, enderezada hacia la Orden Capuchina. Luego, el fin inmediato de su consagración, que es hacer penitencia en una Orden penitente por sus muchos pecados. Y, por último, salvar a sus compatriotas filipinos por medio del santo apos– tolado, por cuanto ellos tanto ofenden a Dios y se separan muchos de la religión catól1ca. La vocación es clara, determinada, con fines muy nobles y bien concretos. ¿Qué resta? Su realización, la cual no se hace esperar, ya que el 2 de octubre, pasados algunos meses de prueba, viste el humilde sayal franciscano-capuchino en el Colegio convento de Lecároz, perteneciente al Distrito llamado Nulluis, que abarcaba entonces los conventos de Madrid, El Pardo y Lecároz, constituyendo una especie de persona jurídica inferior a la Provin– cia religiosa. Alli hizo el piadoso Orozco el año de prueba, cambiando en la ce:emonia de vestición el nombre de Eugenio Saz-Orozco Mor– tera por el de fray José María de Manila. Que tomó el hábito en Lecároz (valle de Baztán, Navarra) y no en Manresa, como se ha escrito, se deduce de sus propias palabras: «Y además, porque siendo Capuchino de este Distrito (Nullius), tienes más facilidad de mar– char a Filipinas», etc. Por otra parte, el padre Fernando de Santiago, en carta dirig.ida a su madre desde Lecároz, con fecha del 30 de octubre de 1904, le dice: «El día de N. P. S. Francisco, que se celebró con gran solemnidad, ent:raron muchos novicios, entre ellos algún discípulo mío. Excuso decirles cuánto gozaría yo con ello. Entre ellos se hallaba Cario.>, por quien me pregunta Mariano, el cual hacía tiempo que había vuelto de Suiza. También está Eugenio Orozco y otro de Madrid.» Además, como argumento de que el padre Manila ingresó en el convento de Lecároz, tenemos (y no el 2 de octubre, sino el 4) unas palabras del muy reverendo padre secretario provincial de Navarra, en que nos escribe: «Según he visto en el libro de vesticiones de Lecároz, que se conserva en nuestro archivo provincial, ingresó en el noviciado de Lecároz el dia 2 de octubre de 1904.» Con este dato concuerda también el de la estadistica general de la Provincia de Castilla, que sefiala el mtsmo lugar y la misma fecha. Es de suponer 139
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