BCCAP000000000000138ELEC

IX Enterrado en la Almudena.-La fotografía del cadáver. Exhumación e identificación de sus restos.-En la sa– cramental de San Isidro.-El proceso de beatificación. Martirizado el siervo de Dios, fué ínhumado en el cementerio de la Almudena en caja de madera, pero no en sepultura individuaL Así consta en el documento oficial que a continuación copiamos: «Don Pedro de Górgola.s Urdampilleta, oficial mayor, en funciones de secretario del excelentísimo Ayuntamiento ele esta M. H. Villa, CERTIFICO: Que por don José Maria de Chana, residente en esta capital, se solicitó del excelentísimo señor alcalde, en instancia de primero d€1 actual, se le expidiera certificación que acreditase la clase de féretro donde yace el cadáver de don Quirino Diez del Blan– co. Del informe emitido por la Dirección de Cementerios, resulta que el cadáver de don Quirino Diez del Blanco fué inhumado en el cementerio municipal el día 28 de agosto de 1936 en una sepultura de cuarta clase, temporal, situada en el cuartel 54, manzana 8, letra F, cuerpo número 16, y que dicho cadáver fué depositado en féretro de madera. Y para que conste, expido la presente, visada por S. E. y sellada con el de las armas de Madrid, en ·sus Casas Con– sistoriales, a 11 de junio de 1940. (Firma ilegible.)-V. 0 B. 0 , el Alcalde presidente. (Firma ilegible.)» En el registro g.eneral del cemente1io de la Almudena apareció la fotografía del siervo de Dios, inconfundible, aunque ella demues– tra que la agonía del padre Gregorio debió de ser dolorosa, por lo contraída que tiene la cara y la boca, lo cual induce a creer que su muerte no fué instantánea ni mucho menos; no recibiendo tampoco el tiro de gracia, probando los asesinos su cobardía ante la apari– ción de dos aviones, de los cuales huyeron precipitadamente. El 9 de julio de 1940, es decir, cerca de cuatro años después del asesinato, se procedtó a la exhumación y definitiva identificación del cadáver del padre Gregario, como se hizo en la mi.sma fecha. con el de los otros mártires Capuchinos de cuyos restos se tenía noticia cierta en cuanto a su sepultura. Como los datos del siervo de Dios recogidos en las oficinas del cementerio de la Almudena eran bien determinados, no fué dificil ident~ficarle, pues los restos, al dec.i.r del padre Carrocera en la, obra citada, se conservaban to– davía bastante bien, sobre todo la región torácica. Por eso fácil– mente se le pudo identificar, pues las señales de su ropa, etc., eran inconfundibles. · 131

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz