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VIII El siervo de Dios, identitícado.-Presentimiento de mar– tirio.-Actuación de la «Chec~» .-Camino del sacrificio. Asesinado por ser r .eligioso. Para escribir esta página, ante mí tengo un testimonio valiosi– :simo consignado por escrito y avalado cqn su frima, al propio tiempo que de palabra me refería, antes de consignarlo en el papel. Se trata de don Alfredo Femández Langa, compañero de checa y ca·si de martirio del padre Gregorio, qu~en providencialmente no murió en el fusilamiento, sino más tarde, de una afección pulmonar, el 7 de febrero de 1956, si mal no recuerdo. Desde este modesto trabajo pido una oración por su eterno descanso y le dedico un recuerdo, así como también a su atribulada viuda, doña Cándida Arana de Fer– .nández Langa. Integramente copio el apreciadísimo documento. <<Alfredo Fernández Langa. Zurbano, 27, teléfono 235695, Madrid. Yo, Alfredo Fernández Langa, mayor de edad y natural y vecino de Madrid, con domicilio en la calle de Zurbano, número 27, bajo, .DECLARO: Que el día 26 de ag.osto de 1936, a las once horas de la mañana, se presentaron en este mismo domicilio once milicianos, pistola en mano, y nos sacaron con los brazos en alto al que suscribe .Y a mi suegro, el ingeniero jefe de la División de la Compañía de Ferrocarriles de M. z. A., conduciéndonos a la checa de Marqués de Riscal, número 1, y allí nos encontramos, entre otros, al Capuchino padre Gregorio de La Mata, que pasaba en la checa como jornalero, con el nombre de Juan Bermúdez, seg.ún documentación que había ·podido conseguir de algunos amigos. »A las ·Cinco de la tarde del mismo día 26 se encontraba el padre Gregorio conversando en un grupo con otros varios detenidos. De pronto se presentó ante él uno de los milicianos, llamado Angel Peiró, y le dice a boca de jarro estas textuales palab-ras: «¿Con que te llamas Juan Bermúdez?... ¿Con que ere·s jornalero?... Tú te llamas Qutrino Diez... y, además, eres fraile Capuchino.» >>El padre Gregorio, un tanto sonrojado, no contestó de momento palabra alguna; pero en se,g.uida confesó llanamente que, en efecto, .se llamaba Quir~o Diez y era religioso Capuchino. »A partir de aquel momento estaba plenamente persuadido de ,.que le matarían, y así claramente nos lo decía a los que con él está– bamos: «Estos nos matan con toda seguridad.» Y ante las. palabras un tanto optimistas de algunos compafieros, él respondía: «No lo duden; éstos nos matan.» 128
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