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mente puede suponB.:se, ya que momentos antes de presentarse al mal llamado tribunal ·dijo a fray Roberto que había que declarar que eran religiosos Capuchinos, fué martirizado por odio a Dios y a cuanto tenía sabor cristiano por parte de los asestnos. recibiendo la corona de la inmortalidad en la madrugada del día 12 de agosto de 1936 en el cuartel de la Montañ.a. El cadáv&T del padre Fernando fué temporalmente inhumado, hecha la ficha inconfundible, en el cementerio de la Alrnudena, como lo atestigua el siguiente documento oficial: «Don Pedro Górgolas Urdampilleta, oficial mayor, en funciones de secretario del excelen– tísimo Ayuntamtento de esta M. H. Villa. Certifico: Que por don José María de Chana, residente en esta ca;pital, se solicitó del exce– lentísimo señ.or alcalde, en instancia de primero del actual, se le expidiera certificación que acreditase la clase de féretro donde yace el cadáver de don Fernando Olmedo. Del informe emitido por la Dirección de Cementeqos, resulta que el cadáver de don Fernando Olmedo Reguera fué inhumado en el cementerio municipal el día catorce de agosto de mil novecientos treinta y seis, en una sepultura de cuarta clase, temporal, sita en el cuartel 35, manzana 54, letra H, cuerpo número 4, y que dicho cadáver fué depositado en un féretro de made.ra . Y para que conste, expido la presente, visada por S. E. y sellada con el de las armas de Madrid en sus Casas Consistoriales, a once de junio de mil novectentos cuarenta.-V. 0 B. 0 , el Alcalde presidente., (Firmas ilegibles.) La ficha 'Personal del padre Fernando, en cada una de las señ.ales consignadas, le conviene al siervo de Dios. Además, en el archivo de la Dirección de Cementerios apareció oportunamente la fotografía del cadáver, la cual demuestra sin la menor duda ser del padre Fernando de Santiag.o. Restablecida la paz en Españ.a con el triunfo de las armas na– cionales derrotando al comunismo internacional en noble y valiente lid, se pensó en dar más honrosa sepultura a los cadáveres de aque– llos religiosos cuyo paradero había sido fijado por auténticos docu– mentos. En consecuencia, se practi.caron las diligencias conducentes a este fin, teniendo muy p¡resente las disposiciones o normas de la Sanidad, asistiendo un representante de la misma, muchos reltgio– sos Capuchinos y no pocos deudos de las víctimas, entre quienes hay que contar al hermano del padre Fernando, don José Olmedo Reguera, y a un sobrino, llamado Rafael Olmedo Limeses. Tal y como describe don José los actos queremos consignarlos en nuestra obrita. «El día 9 de julio de 1940 fué exhumado su cadáver con el de otros padres Capuchinos en el cementerio del Este, de MadJrid, a cuya exhumación estuve presente con mi hijo Rafael. Entre los dos 01
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