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4$ BJl1JNVE!)IÍDO DE ESTllltt.A ción del tiempo, señala el perímetro del óvalo y los kanakas lo respetan; a ninguno se le ha ocurrido sacar las piedras alineadas ni deshacer el óvalo; como para dar a entender a todos los extranjeros, que no deben intentar con ellos, con– tratos de compras de sus terrenos. - ¿Por qué no usan este sitio? dije a mi mozo kanaka. que me acompañaba y me mostró el sitio historiado, ¿Bornier, ya no existe? - No padrecito, me contestó; fué vendido a Bornier por una camisa, pues de él es, y todos se lo respetamos. Acabaré diciendo que esta historia quede mejor para cuento y estudio de esa raza singular, pues como cuentos y tradiciones fantásticas tienen muchos los isleños de Rapanui. LECCIONES DIABOLICAS DE LOS CIVILIZADOS Los abusos cometidos por varios extranjeros de distintos países con los sumisos kanakas, son muchos y bajo distin– tos aspectos. Desde luego todos los civilizados que han vi– vido en la isla algún tiempo, han conseguido engañarlos con unos donativos irrisorios para apoderarse de los terrenos que les apetecían. Pero donde mas daño les han causado es en el asunto moral y religioso. Nadie duda que los nó civili– zados tratan de imitar a los civilizados en sus costumbres y modales como que son tenidos por personajes modelos y dignos de atención, a tal que, · los creen superiores no sola– mente en raza sino que también en naturaleza. . . unos se– midioses. En Pascua por ejemplo, he observado tal respeto y atención, envuelto en cariño hacia los extranjeros que se por– tan bien, que están dispuestos a servirlos y a seguirlos como

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