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42 BIENVENIDO DE ESTET;LA isla: "En pocos instantes la playa se cubrió de una población avaluada por los oficiales, de mil doscientos a mil cuatrocien– tos kanakas, que parecían robustos, sanos y de buena cara''. (Año 1870). En otra relación del Sr. Ballesteros se lee: "En pocos instantes se encontró (el hermano Eugenio) en . medio de una multitud de salvajes, hombres, mujeres y niños, c:uyo número no bajaría de mil doscientos. Los hombres es– taban armados de una especie de lanza formada de un palo largo en cuya extremidad, se había fijado una piedra cortan– te. Los salvajes eran grandes, fuértes y bien hechos".-L. l. Silva A. pág. 96. A esto hay que agregar que, recientemente se han encon– trado huesos que pertenecían a hombres gigantes. Y la presunción de algunos sabios en decir que los fabri– cantes de las estatuas susodichas tendrían una civilización mas perfecta que los actuales isleños, no me parece acertada. Porque ¿qué traza de civilización sería la de los antiguos rapanui cuando ni siquieran fueron capaces de limpiar la isla de tanta piedra que había diseminada en toda ella por la acción volcánica? Pues en esto no hay duda, en que las estatuas han sido fabricadas en épcx;a posterior a la actividad volcánica. A uno le hace pensar ésto, que los estatuarios misteriosos no eran capaces de otra cosa, sino de tallar sus colosales estatuas: su esfuerzo intelectual y su más perfecta civilización, ni siquiera los llevó a fabricar casas más cómoda3 de piedras labradas ya que sabían y podían labrarlas. Se preocuparon más de sus muertos, por ellos parece que hicieron esas obras colosales. Solo se hallan vestigios de antiguas casuchas en forma de buque, cuyos cimientos eran sí de piedra labrada; las paredes y techumbre de palos con paja, totora (aneas) ·O juncos . .. No deja de ser chocante la opinión que dice ser probable ha– berse fabriéado esas estatuas en la época del supuesto gran continente oceánico; pues si así fuera, tendríamos que admitir

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