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(JARACTlllR DEL ÁNTIGUO CULTO DE RAP.A·Nt!I 35 (?) no faltan jamás, y si se ha de dar crédito a las relaciones de los viajeros muchas veces guardan la puerta de·la vivien– da como para alejar de ella toda maléfica influencia". -L. Ignacio Silva A. pág. 107. Y otro oficial del mismo ramo, Julián Viaud, dice : "Detu– viéronse delante de una cabaña pegada a una roca que per– tenecía al jefe viejo; su entrada microscópica estaba guarda– da por dos ídolos de granito.- L. l. Silva A. pág. 57 Sería más acertado decir que esas estatuas las usaban co– mo objetos de adorno, o como retratos de algún miembro de familia o tribu ya difunto. Así opina el ya citado Sr. Viaud cuando dice: "Moray (Mohai) significa propiamente escul– tura, palabra que designa también sus ídolos; y esas singu– lares figuras que se ligan en su espíritu con el recuerdo de los difuntos que quizá representan" .- L. l. Silva pág. 60. Y en la obra de "Los Misterios de la isla de Pascua" se ci– tan casos concretos de estatuas que representan a los difun– tos y otras que erigían por el momento para celebrar una fiesta religiosa o aniversarios de difuntos y después las des– truían. Además es recto pensar que los ídolos o estatuas ·que re– presentan divinidades, nunca son profanadas ni maltrata– das por los salvajes; antes bien, las tratan con respeto y mie– do de ser castigados por los mismos dioses que representan. Y los pascuenses no tratán con respeto sus estatuas o ídolos como llaman los extranjeros; hacen todo lo contrario, como se vé en una relación del oficial marino, Sr Ballesteros, que dice: "Los kanakas, al rededor de las estatuas, miraban la obra destructora de los ingleses con una alegría pueril. Danzaban y gesticulaban para manifestar su regocijo. Pa– rece que se sentían orgullosos con la idea de que aquellos bus– tos informes iban a adornar las ciudades de los extranjeros. -:L. l. Silva A. pág. 145.

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