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28 Bll!lNVENIDO DE ESTELLA nos o los dedos: uno tiene casi todo un carrillo y nariz comi– do; otro su cara abotargada por la irritación de la lepra; una mujer la cara seca y uno de los niños tiene todo el cuerpo completamente apestado de lepra. Pero no creais que por eso su aspecto es triste y congojoso, todo lo contrario. Se presentan alegres, risueños y aun bromistas. Casi me atrebo a decir que son más alegres que los sanos del pueblo. Todos los días se les lleva carne y leche; las demás cosas tienen ellos, como ser: camote, caña de azúcar, plá– tanos y gallinas: ellos mísmos se preparan la coinida en la que alguna vez mezclan peces, pescados por ellos mismos. Como no todos tienen manos hay una joven leprosa que sirve con sus propias manos a los que no las tienen, llevando la vianda hasta la misma boca. Nada diré de su piedad y religiosidad. En cada visita que hacía me suplicaban les dijera misa. "Te Metua; te pure, penitenia e comunio". Padre, a rezar, queremos confesión y comunión ... ¡Qué hacer, si pedían ellos mismos! Darles en el gusto .... Durante la misa estaban con santo recogimiento cantaban, comulgaban y les dirigía unas palabras de consuelo y alien– to. Acabada la misa quedaban tan satisfechos que no podían disimular y se entregaban a la expansión tocando sus musí– quitas de boca que les llevamos. Ahora los pobres están sin estos consuelos, pero esperan al misionero a quien miran como a Dios. · Así es el pueblo kanaka que habita esa isla la mas apar– tada de los grandes continentes habitados del globo: felices ellos que en medio de sus necesidades materiales y escasez de recursos, saben soportar la vida con el temple de almas fuertes y de elevados sentimientos. Piedad para ellos.

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