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26 BllllNVJ!lNCOO DE ESTJ!lLLA rutinaria canción pero con tanta ligereza que me admiró en gran manera. Me acordaba de mi infancia, cuando de niño me entregaba a estos infantiles juegos. Sorprende su viveza intelectual o despejo. Es cosa que llama la atención a todo extranjero. No importa que no entiendan bien la lengua en que se les habla; por el gesto y la expresión del rostro, luego se dan cuenta de lo que el extranjero pretende o desea: y si uno trata de repetir !a frase o ampliarla,. para darse mejor a entender en una lengua que conocen algo, se ofenden y con cierto enfado cortan la explicación a media frase diciendo: "Yo sabe, yo sabe!" Al principio uno queda dudoso, pero luego se ve que en realidad cogió la idea a la perfección. Bromistas y ~uguetones son en extremo. Ellos mismos se chancean sin herirse ni ofenderse y por su ingenio tienen gracia especial para aprovecharse en la broma de una pala– bra que les choca o de un gesto cómico que sorprenden en alguno. Por ejemplo El representante de la sociedad señor Merlet llegó a la isla en el primer viaje. Los kanakas al oír su apellido les llamó la atención por la asonancia con otra palabra castellana que ellos saben y jugando con el apellido repetían con franca cha– cot~ aun delante del señor Merlet que desde luego no entendía: "Merlet Tutai, Merlet Tutai". Tutai es la palabra que afecta mucho el sentido del olfato. Otro ejemplo: Llegó a la isla un buque inglés y al bajar a tierra algunos de los oficiales se dirigen hacia una. kanakita, nada fea, con intenciones que ella comprendió, y como era algo recatada, se asuta y huye diciendo : "Aué, aué = ay, ay, ay! Bast-ó esta exclam:tción para que formaran los presentes kanakas un juego de palabras "A-ué a-ué, hei tema nunu é, .hei tema, nunu tema, nunu y te kahi e" =Ay, ay ay, que miedo, un pez con corona de rey!
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