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22 BIENVENIDO DE l!IS'l'EL!.A muerto: por ejemplo, la madre, el padre, la esposa, etc., o autoridad que fué ejemplar durante su' vida. Al efecto se avisaba de antemano al Maori indicándole la casa y el día de la fiesta, Koro. El interesado preparaba un gran Mohai (estatua) de madera que era imagen del di– funto a quien quería festejar; y un gran Umu o sea curanto, para dar de comer en ese día, a todos los que asistieran a la fiesta que, podían ser cientos de personas. Llegado el día, tempranito llegaba el Maorí, sacerdote, con sus jóvenes co– legiales, antes que viniera el grueso de la gente. Se colocaban formados en dos grupos aparte, niños y niñas. Llegada la hora comenzaban sus rezos y cantos con gran recogimiento, es– tando siempre detrás del gran Mohai o estatua, imagen del difunto. Toda la gente escuchaba silenciosa, estando apiñada de– lante ·de la gran estatua. A hora convenida, el colegio de niños y niñas daba vueltas alrededor de la estatua, cantando y bailando con gran orden y sin mezclarse unos con otros. Después de todo esto venía la gran comida Te kai nui. En primer lugar ofrecían comida al Mohai o estatua que lo hacían en esta forma: Como el Mohai estaba hueco, en– traba un hombre por debajo y subía por el interior hasta la parte alta; y por la boca del gran Mohai echaba la comida en gran cantidad y la gente la recogía: esto era signo de que todos podían comer, pues el Mohai estaba harto. Acabada la co– mida, la estatua adornada con guirnaldas de flores y plumas, era volteada al suelo y se acababa la fiesta. Cada uno podía volverse a sus casas ........ . En lo puramente religioso tenían la práctica de ofrecer a Dios su "Umu" (curanto) que gcnerlamente se cc\ffiponía de Kumara, Moa y Maika, es decir de camotes, gallinas y plátanos; a la vez hacían un rezo, de oraciones escritas en un palo alto y cuadrilátero, en cuyas caras estaban grabadas las susodichas oraciones. Este palo era sagrado; su nombre

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