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Sl!lGUNDO VIAJE A LA ISLA DE PASCUA 15 tralia o se la han tomado los alemanes. Uds. tienen que vivir con nosotros para siempre . . . " Los pobres preferían no ver ningún buque antes que verse sin misioneros; y ese deseo era también el mío pero llegó lo que no se quería ... Eran las 5 de la mañana cuando siento un grito femenino de: buqueeeee . .. " En la iglesia estaba yo, y ni caso hice al grito a pesar que se repetía por todas partes, porque no me encantaba esa noticia, pues estaba bien en mi soledad de la isla y además no creía tal noticia, pues otras veces que la habían dado, no salió cierta. . . eran buques imaginarios. Pero esta vez no engañaban; era la "Baquedano" que se acercaba a la isla como gaviota que busca el descanso en las costas. - "¿Es cierto que llega la Baquedano? pregunté al kanaka que era mi familiar". - Cierto, me contesta; la he visto y está muy cerca. Miro mi reloj y son las 8 A. M. -Cuando la veas que echa anclas, avísame, dije a mi fa– liar, y al momento lleva mi~ hultos a la playa para embarcar– los al instante que esté anclado el buque. - ¿Para qué tanta prisa, Padre, si el buque estará aquí unos días? -No creas tal cosa, el buque a lo sumo estará dos días, pues los tiene justos para volver en el tiempo convenido con las autoridades. Son las 10, y voy a bordo de la Baquedano; después de los saludos y breves charlas con los oficiales, paso a saludar al señor Comandante que está en su camarote. Me recibió en amistoso afecto y en pocas palabras nos pu– simos de acuerdo. Mis bultos tenía que embarcarlos á la tarde por que al día siguiente a las 3 de la tarde partíamos para el continente: tenía yo razón . . .
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