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BUl:SV.IIlNIDO DE ESTI!JLLA anterior llevamos bastante material de esa clase, y todo se acabó para cuando volví en este segundo viaje, en el cual no llevé más tablas, por no aceptar el señor Comandante del buque ... ¿Qué hacer pues? Llevaba todos los aparatos para las observaciones meteo_ rológicas. Me ocurrió una buena solución para salir del apur de las tablas que necesitaba. Como entre los bultos que llevaba había muchos cajones y algunos de tabla nueva, pensé en desocuparlos pronto y aprovechar las tablas para la construcción de la casita meteo– rológica. Ahí sí que, los maestros kanakitas pusieron en prac– tica sus habilidades. Como digo, a los tres meses, la oficina estaba instalada y comenzaron las observaciones que las dejé a cargo del señor Subdelegado llevado por el señor Obispo el año anterior. 7. o Por encargo del Ministerio de Marina tuve que hacer de geógrafo; con carta en mano o mapa de la isla; tomé da– tos de los terrenos que sirven o nó para el cultivo; avalué los terrenos ocupados por los indígenas y lo mismo sus casas una por una, haciendo el censo para el caso; enmendé el ma– pa o carta antigua marcando cerros o elevaciones que en la carta no existían, poniéndole a la vez muchos nombres nue– vos y enmendando otros, con otros detalles de menor cuantía .. Para estos trabajos salía a caballo recorriendo toda la isla varias veces en el tiempo largo que estuve, acompañado del kanaka Juan Araki que conoce la isla palmo a palmo y todos sus rincones con sus nombres y apodos. LA PARTIDA Todos esos trabajos los hacía a la vez, pues quería dar cum– plimiento antes que la "Baquedano" llegara para devolvernos al continente.-"No se apure, me decían los simpáticos ka– nakas, la "Baquedano" no llega.-Se fué a Chile desde Aus-

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