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8 BIENVENIDO DE lilSTElLLA La navegación fué tan feliz como la del año pasado aunque nuestra ruta fué distinta, pues nos dirigimos a la isla en lí– nea directa desde Talcahuano, pasando por frente y a la vista de las Islas de "San Ambrosio". A los 20 días de navegación llegamos a la isla de Pascua. El día estaba espléndido y la mar en solemne calma; fondea– mos a las 10 de la mañana del día 13 de Abril. La gente nos esperaba en la playa, pues nos divisaron muy temprano ... Un grupo de kanakas preparaba un bote donde vimos embarcó la autoridad que al momento se dirigió a nuestro buque para ponerse a las órdenes del señor Comandante. En el mismo bote llegamos a tierra y en la playa estaban los pascuenses esperando nuestra llegada: la preceptora, señorita Leoncia Rivas que llevó el año anterior el señor Obispo estaba con los niños y niñas del colegio. Todos, como es de suponer, al verme que volvía otra vez a la isla, se alegraron en gran manera; y cuando les dije que pasaría con ellos cerca de un año, su alegría subió de punto. Todos, sin excepción, me ayudaron a llevar los bultos a la misión después de transportarlos del buque. Al día siguiente, desde muy temprano, .una lluvia constante impedía a los oficiales bajar a tierra y el señor Comandante pensó mejor aprovechar el tiempo, pues tenía una ruta muy larga que hacer, y así, sin esperar que cesara la lluvia, tomó rumbo hacia la isla oceánica Onolulo para después seguir hasta el Japón. Tanto mejor, dije para mí, así las kanakas estarán más sosegadas y yo con menos cuidado. Mi compañero sintió el hielo de la soledad al partir el buque y quedarnos aisladO$ en lugar tan apartado de los pun– tos habitados de la tierra; de mí sé decir que no sentí ni la menor pena, a tal que llegué a expresarme: "Por mí, que no vuelva más la "Baquedano". Cierto, no me horroriza la sim– pática soledad de esa isla. De lleno con los kanakas, quienes no nos dejan ni un ins-

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