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SEGUNDA PARTE PRÓLOGO Para quitar los escrúpulos y escándalos que pueden sobre– venir en alg-unos lectores al estudiar esta Segunda Parte de mi trabajo, debo advertir que no se trata de un trabajo rigu– rosamente histórico, sino de saber cómo piensan los isleños pascuenses de los sucesos d~ su isla y cómo discurren en la confusión de datos y mal hiladas tradiciones que bullen en su m~nte poco educada, aunque capaz. No deja de ser curioso oí; de cerca y en la intimidad los relatos, más novelescos que históricos, de una raza misterio– sa que desaparece al presente y cuyo pasado queda envuelto en fantásticas tradiciones. Muchos relatos se han escrito sobre los habitantes de esa isla pascuense, pero casi todos muy a la ligera y con poco es– tudio; y no hay que extrañar, pues los relatores poco se han mezclado en la intimidad con los kanakas pascuenses. Los misioneros pudieron escribir algo verídico sobre esa raza; por– que sólo ellos pueden acercarse, hasta la familiaridad, a los indígenas que instruyen y civilizan con amor desinteresado: así lo comprenden los sencillos kanakas y se dan a los mi– sioneros, siendo con los demás recelosos y desconfiados.