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74- BIENVNNIDO DE ESTELLA que trataban de hacer justicia castigando al criminal y a su tribu que lo defendía. En este caso aparece el famoso lo– co-fúnebre llamado Heheva, deudo del asesinado, que pide justicia a toda la ;sla. En el cuento de El Heheva está d~scri­ to este personaje con todos sus detalles. El hecho histórico es como sigue: Vaihú es una bahía que en tiempos remotos estaba habita– da por una tribu llamada Tupahotu. De esa bahía salieron, un día, una mujer y una joven, ma– dre e hija, según dicen los que me narraron el hecho. Iban ca– mino para Han-ngaroa, otra bahía cercana de la anterior, ha– bitada por la tribu Túu. El oficio o misión que llevaban esas dos mujeres, no se sa– be cual era; pero dan a entender los relatores que fueron man– dadas por orden superior, ya del jefe de la tr;bu, ya de su ma– rido y padre; y agregan que no es de extrañar que, so prl"tex– to de encomendarlE>s una misión recta y honesta, ocultando los mandatarios sus fines perversos de provocar una guerra para gozar de un festín caníbal, las comisionadas y a la vez el ma– rido que las concedía, no sospechando la criminal extratage– ma, quedaran engañados y fueran víct1mas inocentes. El caso es que estas dos mujeres, caminando s..n temor al lu– gar citado y habiendo alcanzado a la mitad del camino, cer– ca de otra bahía llamada Han-ngapiki, s1ntiéndose con ham– bre y algo cansadas, se metieron a una cueva para descansar y tomar algún bocado de las viandas que llevaban. Alguien, que debía de estar sobre aviso y al acecho, las vió. Al poco ra– to se acerca a las inocentes viajeras el desconocido (era de otra tr.bu ) y las mujeres kanakas no conocían por lo general sino a los de su tribu. El desconocido, abusando de su fuerza y brutal instinto, las deshonró y después mató a la madre. La hija trató de huir, pe– ro el cruel asesino la siguió y la despachó como a la madre, ma– tándola sin compadecerse de sus lamentos y ruegos.

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