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liJSTORllll'I'AS Y OU~NTOS 71 Si alguien pretende tener mejores datos del hecho, que lo consulte detenidamente co~ los de Pascua y Tahiti. 15). Comercio entre los antiguos indígenas. Desde luego, no hay que pensar en la moneda metálica co– mo recurso comercial entre los kanakas pascuenses. Ni en otra clase de moneda de piedra, tabla, etc., pues no se halla tradi– ción ni vestigio alguno. Sí que se hallan tradiciones claras y frescas de sus antiguos contratos comerciales y agrícolas, que tienen afinidad con los contratos antiguos de los grandes continentes en edad .remo– ta. Sabemos que en tiempos muy lejanos, en el mundo civiliza– do, se comerciaba cancelando los contratos y trabajos con los productos, en especial con los animales, y más particularmen– te con caballos, de aquí, la palabra pecunia, de la raíz pecu. Pues bien, no hay que extrañar que en la 1sla de Pascua hi– cieran lo mismo los indígenas que tenían una admirable civi– lización a su modo. Sus contratos se cancelaban y los trabajo5 se pagaban con unos animalitos, especie de ratones, que llaman ki6e. Eran los únicos animales de la isla, se cree, no importados. Los demás animales comestibles que de tiempos atrás existen en ella, han sido importados de otras islas kanakas, como son: Chanchos (cerdos), pavos, gallinas, etc., y que ahora exis– ten en gran cantidad: En cambio, los animalitos indígenas lla– mados kióe ya no existen en abundancia; quedan algunos y es harto dificultoso hallarlos, porque los gatos silvestres los persiguen y no dan lugar a que se propaguen. Dicen los kana– kas más ancianos, y lo repiten los jóvenes, según han oido de– cir a sus padres, que antiguamente eran esos animalitos en tan

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