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62 131KNVENIDO lJIO I!lSTiliLLA Así adornado del Talum-nga, que así se llama el tal collar, llegaba al palo santo y con gran devoción y respetuosidad lo saludaba. Acto continuo la gente se ponía a rezar o leer las ora– ciones que tenía escrito el palo santo. En esto pasaban varias horas; por fin, a hora acostumbrada, se daba el Kay-Kay, co– mida, a todos los asistentes; después todos se retiraban a sus casas; se acabó el Tutía. El Maori llevaba su Kohou y era seguido casi siempre de los niños más piadosos y aplicados, hasta su misma casa-cole– gio. Llevaban intención de quedarse con él, pues decían que ha– bían aprendido las oraciones del Kohou. El Maori los exami– naba y a los que veía más listos y bondadosos los recibía en su escuela para instruírlos bien en el oficio de Maori. El que salía más perfecto era por él mismo nombrado tal. Por eso la isla conforme iba aumentado el pueblo, iba formando nuevos M aoris confirmados por los reyes como tales. De los palos santos o Kohous de que seservíanpara el antiguo sacrificio Tutía se conservan todavía algunos, pero escondidos y en el misterio para la generalidad de los pascuenses; algún anciano que otro sabe donde están, pero no revelan el secreto ni a los misioneros. Dicen que son cosas muy sagradas que se profanan al des– cubrirlas y causa la muerte al imprudente que tiene la impie– dad de descubrir el secreto. Solamente al morir lo descubre a otro anciano que promete seguir con la reserva del misterio. 12). Paina y Koro. Así denominan a los dos principales actos de carácter reli– gioso que tenían antiguamehte los kanakas pascuenses. La Paina era una fiesta general que correspondía a toda

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