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HISTORIETAS Y CUEJNTOS 59 10). Anzuelo de hueso humano. Un descendiente del rey Ure se desesperaba porque no te– nía la suerte de sacar, siempre que metía el anzuelo al agua, el pez deseado; el anzuelo de piedra, negroytosco, no tenía los atractivos apetecidos para cautivar los peces; por eso, rara vez conseguía pescar uno. Pensando y cavilando, como se las arreglaría para no per– der tanto tiempo en la paciencia inútil de la espera del pez que no picaba, cayó en un profundo sueño ... en él seguía stt fan– tasía formando problemas, cuando de repente se ve ante un es– pectroaterrador . . . es un espíritu' grande, en forma de esquele– to humano quien ·se le aparece ... los dos juntos se acercan al mar, se aproximan al bote y el esqueleto, en un. momento, to– mando un pedazo de hueso de su propia osamenta desarmada, fabrica con él un anzue1o; se pone a pescar con él y cada vez saca un pez. Después de un rato de tan acertada pesca, el fan– tasma descarnado desaparece, el sueño se desvirtúa y el soña– dor se encuentra despierto con la ilusión de lo que vi.ó en sueño, pero ala vez, conlalecciónque le diera el distinguido Aku-Aku, acertó a fabricarse un anzuelode hueso, aunque no leocurrió fue– ra de su propia osamenta, y poniendo en práctica lo que en el sueño viera, le dió los resultados apetecidos. Con esto se ve convertido en un excelente pescador: a nadie comunica su secreto, pero todos los que observan que saca pe– ces cada vez que echa al agua el anzuelo, quedan sorprendí– dos y no aciertan con el misterio. ¿Qué pones en el anzuelo que siempre sacas pescados? le pre– guntan un día que salió a pescar con otros. Nada. Esta contestación seca y lacónica no satisfizo a los curiosos y hablaban por lo bajo diciendo:

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