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PRÓLOGO Es por demás aventurado tratar de hacer historia verídica d~ una raza tan metida en el misterio como la Rapanui, de la Isla de Pascua. Muchos son los viajeros que, ya por estudio, ya por espíritu de viajar u otro motivo más o menos honesto, se han acercado a esa misteriosa isla. Algunos de ellos han tenido la buena ocurrencia de dar a la publicidad sus impre– siones, observaciones, y 'SUS estudios en el ramo que se han pro– puesto; pero, al hacer historia, sobre todo de la antigüedad de la isla y de sus habitantes, dan con los escollos del miste– rio, con las sombras de lejana obscuridad, y, más que todo, con la persistente desconfianza de los habitantes kanakas que nunca dicen verdad a los extranjeros por los justos motivos que tienen, pues los extranjeros han molestado tan– to en todo tiempo a los pobres Kanakas, que por completo han perdido su confianza en ellos. Un caballero distinguido que ha vivido varios años entre esos isleños, ha pretendido pu– blicar varios artículos de asuntos pascuenses, pero en forma novelesca y caprichosa, aprov=chando algunos cuentos que oía de sus familiares, quienes, a dectr verdad, maldito el in– terés que tenían de dar relatos estudiados sobre asuntos de historia y tradición. Ni unos ni otros tomaban el trabajo con escrupulosidad: era, más bien, mero entretenimiento.