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BIST01UlllTAS Y CUENTOS Desde entonces esa bahía, rica en erizos y conchas, es mi– rada con temor y pocas son las mujeres que se acercan a ella. 8). La ]aiva Negra. Ohovehi tenía un hijo llamado Ure, tan hermoso, que, te– miendo se lo robaran amores profanos, lo escondió en una casa que para el efecto hizo en Apina. Para que su hijo estuviera entretenido le enseñó a tejer redes y formar esteras. Esta vida llevó hasta los 20 años, poco más o menos, guar– dando siempre el carácter de niño sencillo y nada malicioso. Era costumbre antigua, entre los kanakas, que al llegar el hijo a la edad de poder trabajar por su cuenta, le dejaran solo en casa aparte, para que se acostumbrara a ganarse lo necesa– rio para la vida antes de tomar estado y comerciar con la gen– te. El joven no había visto nunca a otra persona que a su pa– dre Olzovehi. Un día corrió la noticia por toda la isla, y no se sabe cómo, de que el joven Ure era tan hermoso y que su padre le celaba. Supieron esto las diablesas del Poike, dos hermosas también, llamadas Kava-aro (olor a pecho) la una ,y Kava-túa (olor a espalda) la otra. No pudiendo contener su curiosidad, convinieron en bur– lar la vigilancia del padre para poder ver y hablar con el her– moso Ure. Estaba el joven tejiendo su red, cuando de repente ve ante sí dos hermosas doncellas y quedó atónito ante ellas. ¿Qué queréis? les dice el joven, después de un rato de silen– cio y contemplación. Queremos Mahute (filamentos para tela).
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