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38 lUll!NVl!lNIDO D1!! ESTELLA y la cueva por dentro tiene fondo para arriba; ahí está la langosta que, al verme, se movió hacia mí y arranqué . .... Muy bien, dice el rey, ahora corre esto por mi cuenta. El Rey, que no tenía nada de tonto, (lo que no hay que ex– trañar, porque a los tontos no elegían por reyes), había ideado una singular treta para pescar al monstruo. Con admiración de todos se apresta al acto, llevando en sus manos una resisten– te red preparada para el caso; se sumerge conprecaucióny que– dan todos a la expectativa. No tardó mucho en salir, trayendo en sus manos el Hauhau o cuerda que estaba ligada a la red; y en el acto llama en su ayuda a Jos pescaC.or_s que tiren del cordel y arrastren la colo– sal langosta que estaba enredada en su red. A flote está el monstruo; esfuerzos colosales hace para desli– garse de la red, pero todo es inútil. Y a la sacaron a tierra, y la gente hace lugar, asu<;tada, pero fija la vista en la descomunal langosta. El Rey, lleno de sa:.isfacción, cuenta en pocas palabras su hazaña. Llegué con cautela a la cueva; tendida mi red delante. agité el agua un poco para que la langosta se moviera y viniera hacia mí con funa. Así fué; hice una retirada para abajo, y la langosta to– pó en !a red y quedó enredada en las mallas; aproveché y floté co– mo 11isteis con la cuerda en la mam. ¡Bt'en por el Rey sabio!, gritaron entusiasmados, alzara, ;aco– mer la langosta! De ella hicieron un gran curanto y convidaron a tcdos; los que no presenciaron el suceso corrieron a contemplar la langos– ta, a ayudar al Umu y a comer de ella. .,
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