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172 lHENVlllNIDO DE lliSTELLA clase de porotos 1 inde más, cuanto menos cuidado se tiene de su labor; se cría como si fue>ra una maleza. Por eso pennitidme que llame a esta esla la Isla de los ¡x>rotos. También sembré papas con excelentes resultados. Son tres la5 cosecha es que se hacen en el año: l. a cosecha, comenzando en Febrero, rindió el 30 por uno. 2. a ,. el 25 ¡x>r uno. 3. a » el 15 por uno. Su tamaño es regular, abundando las mayores; me ocurrió examinarlas en el peso, y hallé en tred papas de las más grar:– des 1 kilo. Sembré también habas. Esto es más delicado para la Isla, porque hay que hacerlo en sitio defendido del viento y del sol; con excelente resultado hice una siembra en estas condiciones: de dos plantas solamente, coseché 470 granos, habiendo sem– brado en cada hoyo dos granos no más. Los demás no me rin– dieron tanto, porque no estaban t~n defendidos del sol y del viento. Szembra del trzgo Siembra que se decía perdida con toda seguridad. No me atrevo a pensar mal de los que me aconsejaban no sembrar trigo en la Isla; no sé cuál será su interés al decir con t anto empeño: «Nó, en la Isla de Pascua no se da el trigo». A ese nó contestaré resueltamente con un sí franco, apoya– do podE-rosamente en la experiencia. Hablaré en forma de anéc– dota. El administrador de la Sociedad que arrienda la Isla, al ver que preparaba terreno para sembrar trigo, me dice: «No se ha– ga ilusiones. P adre; perderá el tiempo y el trigo que siembra; aquí no se produce, sólo paja recogerá:. .

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