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OCHO MESES ENTRE LOS PASOUlllNSES 167 Ojaláque lo que el Illmo. señor Edwards y los PadresCapuch i– nos han comenzado tan bien, siga desarrollándose progresiva– mente para bien de los pobtes indigenas y gloria de Chile, d.e cuya nacionalidad ellos se glorían. He aquí la conferencia del R. P. Bienvenido: Era Lune<> santo, 25 de Ma1 zo del año próximo pasado, cuan– do nos ~mbarcamos, mi compañero el Padre Domingo y yo en la corbeta General Baquedano;; íbamos con rumbo a la Isla d~ Pascua. Nuestra misión era cumplir con las indicacione:; que el Illmo. señor Edwards, Obispo y Vicario Castrense del Ejército y la Armada, nos señalara ... Es decir, repartir entre los pobres indígenas, especialmente entre los leprosos, las limosnas recogidas en la sociedad chile– na, y, como punto principal, moralizar y civilizar a esos sim– páticos kanakas, aleccionándolos prácticamente en las buenas costumbres del hogar y del trabajo. Comprendo que la hidalga socied.ad santiaguina, altamenta bienhechora de los indígenas pascuenses, tendrá deseos de e:;– tat al tanto de nue.,;tros trabajos en la Isla y de los datos que hayamos podido recoger en nuestra estada de 8 meses, que, por cierto, se me pasaron como 8 días. El día 13 de Abril llegamos a la Isla después de 20 días d ~ na­ vegación. Al pisar ti~na, nos encontramos con la mayor parte de los natutales, que nos recibieron, como es de suponer, contentos y gozos:>s, pero advertí que más moderados y forma 1 es que el año antetior, consecuencia de la benéfica acción moralizado– ra que desde año.; atrás viene ejerciendo el gran patriota chi– no, el Obispo señor Edwards. Sí, observé menos coqueteo y más recato en las mujeres, a la lleqada del buque, y en los hombres má::> formalidad y :;u-

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