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SE liACE JUSTICIA 163 V III.-SE HACE JUSTICIA El capitán de la goleta General Baquedano era el señor Es– cobar, que los pascuenses lo recuerdan con cariño. Al noti– ficarse del suceso último, llamó a lo5 kanakas que tomaron par– te en el robo; entre ellos estaban los pascuenses más piadosos. Les tomó declaración durante ocho días, que los pasaron ~n completo aislamiento en el mismo buque. Todos declararon igualmente, según instrucción de la sacerdotisa Anata, que al fin y al cabo era lo verdadero. En consecuencia, el señor ca– pitán halló la razón de parte de los kanaka5 oprimidos. Después, según costumbre, el señor capitán reunió en la plaza del pueblo a todos loe:; pascuenses para recibir sus recla– mos y allí citóa los señoresMerlet. y Mr. Edmuns. El primero, jefe d~ la. soci~dad explotadora d~ la Isla y el otro, administrador d~ la rmsma en la Ish. El señor capitán hizo cargos al señor Merl~t por las acusaciones d~ los kanakas y le dice claramen– te, delante de los mismos oprmridos pascuenses: -"Ud. tiene la culpa, señor Merlet, de que los pascuem::es hayan hecho esos robos... si Uds. les queman sus plantaciones y no les quieren vender sino fósforos y tibaco ¿qué van a ha– cer.... dejarse morir por darles gusto a Uds.? Cuentan los pascuenses que ~1 señor caprtán ordenó a Mer– let se subtera a la pirca o muralla de la plaza para, a vista de to– dos, tomarle declaraciOnes; y '3.greg"l.n que tenía tanto mtedo, que tiritaba todo su cuerpo como s1 tuviera frío. Mandó 3 la vez el señor c1.pitán que se carearan los dos opresores de los kan~as, Merlet y Mr. Edmuns, pac:1 aclanr mejor el motivo de no vender comestibles a la gente. M~rlet culpó descarada– mente a Mr. Edmur.s, quien se disculpó dícteodo que esa era la orden que había rec1bido de la sociedad. Merlet quedó confundi– do con esta aclaración y mudo de miedo. Entonces el ~ñor capi– tán reprendióduramente al señorMerlet poc dar tal orden. Acto

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