BCCAP000000000000136ELEC

LA DICHA EN UNA DESGRACIA 153 pleado inglés que le diera cincuenta golpes con la baqueta de la eacopeta; lo que fué ejecutado, dándoselos en las ~pal­ das, en forma tal que le dejó desollado y corría la sangre a chorros; cumplidos los cincuenta golpes, mandó a Vicente Pont le echara sobre las heridas un tarro de sal~ el joven es– taba ya sin sentido; le suelta e1 verdugo inglés y cae al sue– lo desmayado. <~:Ahora está bién, dice el cruel Cupe, que se vaya a su casa». Juan Araki, que presenció la ejecución, al ver que el joven Maurata (que a':>í se llamaba el castigado) no podía moverse, 1e tomó sobr~ sus hombros y se lo entregó a su madre, quien al ver tales destrozos en su hijo, rompió en amargo llanto. Meses pasaron y las heridas no se cicatrizaban; no obstante. Cupe le vigilaba, para que no hiciera el flojo como decía, y enfermo aún tenía que trabajar. VIL- LA DICHA EN UNA DESGRACIA Por fin llegó protector chileno para los pascuenses. .. Un año antes de que acabara Cupe ;>u reinado impío, llegó a la Isla un buque chileno llamado Santa. Los kanakas reclamaron y expusieron sus quejas; fueron escuchados. El señor capitán llamó a cuentas a Cupe y le reprendió ásperamente su proceder. El buque Sr;nta a lru tres días de su llegada fué destruido por una tormenta que lo llevó con violencia a la roca; así que ~~ capitán tuvo que qu~arse en la Isla para consuelo de los kanakas Es de notar que Anata, anciana que lo:> kanakas veneraban como in:;pirada por Dios, estando dirigiendo el rezo en la iglesia al día siguiente de llegar el buque, dijo a la gente. 10

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz