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152 Bll!lNVENIDO DE ESTBILLA tara a palos nuestro Cupe. Pero el enfermo era en verdad en– fermo y ni la mujer podía cargarlo m?s. Mas Cupe quiso darle movimiento a palos, diciendo que se hacía el enfermo. A los cuatro días de esta palinodia era difunto el pobre kanaka y Cupe quedó tan satisfecho. Siguen los atropellos... Un buen día, malo para los kanakas, reunió Cupe a todos los hombres y mujeres y les obligó a ir a trabajar lejos del poblado sin.permitirles llevar alimento alguno, siendo así que el trabajo duraba semanas. Envista de esto, pensaron los ka– nakas que mientras unos trabajaban, otros salieran a la pes– ca para tener algo que comer... Cupe llegó a saber esto y lo disimuló hasta terminar el tra– bajo. ¿Qué más quería? Tuvo un pretexto para hacer de laa <>u y as Llegó la gente ele su trabajo y Cupe los reunió a todos, nó para pagarles, sí para pegartes y robarles. A do.> kanakas les quitó su bote para que no pescaran más. A Juan Araki, su bote y su casa, que, siendo de tabla, la deshizo y se la llevó a Mataveri; a un trancés kanakezzado, le quitó diez pesos; a los demás, comonada tenían, nada lea quitó; pero hizo pe01 , porque les dejó sin pago por la multa exorbitante e injusta que les impu-30. A Cupe no se le ablandaba el corazón, más bien se le en– durecía; la pru~ba es otra criminal acción que ejecutó en un joven de 17 años. Este joven andaba por el campo buscando leña para loa pascuer.s;s que trabajaban para Cupe; le en– contró en ese oficio caritativo y le preguntó: -~¿Qué estás h.a-:iendo?» - «Recogiendo leña par~ la gente, señor» . -«Está bien, vete para Mataveri y dile a Juan Araki que te acompañe y a Pont también dile que vaya... » El joven hizo como se lo mandó Cupe. Llegó a Mataveri y en el acto fué amarrado a un palo y mandó Cupe a un em-
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