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LA ISLA EN MANOS DE LAS AUTORIDADES OIVILI!lS ] 49 A tos doa días de salir la Baquedano, Merlet incendió las plantaciones de los kanakas y metió los animales para que talaran lo que el fuego había respetado. Loa kanakas recla– man y Merlet contesta: - «Toda la Isla he comprado al Gobierno de Chile, nada teneis que ver aquí, si quereis podeis plantar delante de vuestras casas un pedazo de terreno, pero en el campo ya nada podeis plantar» . No contento con esto Merlet, quitó a Jos pascuenses 200 caballos y yeguas, sin contar las crías, y los llevó a Matavcri; los mató y les sacó las pieles y g1asa, y se las llevó al continen– te, él mismo, en la goleta de que era dueño, llamada Exod· Cupe siguió oprimi~ndo a los kanakas y entre otras injus– ticias cometió la de privarles del agua de Tahái; aunque algo salada, era la más cercana que tenían y la mejor. «El que tome agua de Tahái, díceles Cupe, aerá azotado y puesto en el calabozo... , El reservaba esa agua para los animales. Pero los kanakas iban de noche a buscar agua, burlando la vigilancia del guardián que se retiraba a su casa, donde era entretenido por los kanakas, de intento, pata que otros fueran por agua. Cupe no contento con estos de3manes, robó a los kanakas otra vez, 150 caballos y yeguas, sin contar las crías, los mató y sacó las pieles y graaas para la sociedad, como antes; des– pués devolvió algunos caballoa. No pararon aquí sus crueldades, quiso cercar distintos si– tios para sus animales y para ello obligóaloskanakas a hacer pircas por 20 centavos:no~inales al día quenuncapagaba;sino que al m~ sacaba la cuenta y decíales: «Ya estáis pagados con las multas que o,¡ impuse». Gracias que les daba un pe– dazo de carne, única comida que tenían; pues el camot~. plátano y otros comestibles que tenían los pascuenses, se acabaron con los incendios y los animales que pastaban. Y era tal la crueldad del señor Cupe que si hallaba algun)

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