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LA li>LA EN MAN(lR DE LAS AUTORIDADES OlVILl!lS 147 «Mal va esto, dicen los kanakas para s1; tendremos qu::– nombrar rey otra vez». Y así expusieron su deseo al señor Cupe que les contestó secamente: c¡Pueden hacerlo! » Nombraron a Tueriveri, que se educó en Tahiti y sirvió dos años a Chile en la goleta Baquedano. Cupe traj:> su mu– jer, más no estaba satisfecho con ella; por es) trató de apro– vecharse de las kanakas; y, para hacerlo más libremente, obli– gaba a los hombres a ir a trabajar lejos de poblado; le3 ha~ía quedarse en las cuevas para pasar 1a noche por no volver C!.e tan lejos a sus casas, supuesto que ten>an que continuar sus trabajos al día siguiente. Los kanakas comprendieron por fin las intenciones d~ Cupe y trataron de defender a ..;us mujerec;, que las llevaba a Ma– taveri y no las dejaba salir de ahí. Se reunieron los ancia– nos ccn el rey Tueriveri y detenninaron nombrar guardia– nes quines fueron a Mataveri y sacaron a las mujeres que se había llevado Cupe: las azotaron y las metieron al calabozo Cupe se presentó al rey dit;iendo-¿Por qué me sacas las mu– jeres de Mataveri?~ - «¡Porque todas tienen sus maridos; son casacl.as y sepa– rarse uno de otro es malo!» Cupe no quedó satisf~ho con la acertada y justa contes– tación del rey. Prepara su gente con toda clase de armas y se presenta ante el pueblo kanaka en la plaza de Han- ngar.Ja provocando a pelea, diciendo: -!..«Ya no más rey ni guardianes, aquí mando yó... » -«Rey tendrt:-mos, mientras vivamos en la I sla, y guará.ia - nes para defendernos», dicen los valientes kanakas a coro. En el acto manda Cupe a su gente atacar, diciendo a la vez: -«Pues, yo mataré a vuestro rey y a todos vosotros». La gente armada que tenía Cupe eran 7 y él, que llevata revólv<>r, 8. Tres eran chilenos, dos ingleses, un italiano y un kanaka. Las mujere:> estaban todas en la iglesia 1ezando por sus

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