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146 BIJj)NVEN!OO DE ESTELLA administrador con sus guatdianes a Mataveri y los kanakas pensaron esconder al rey con la bandera, en una cueva At oscurecer, mandó el aclministrador a sus guardianes a vigilar la casa del rey, pues le creían dentro; así pasaron toda la no– che hasta que se desengañaron de que no estaba; entonces le buscaron en el campo y como no dieran con él, en dos o tres días, se vengó S..., quitándole cuatro caballos; El rey Ika siguió escondido siete meses, y en todo ese tiem– po anduvieron los guardianes buscándolo inútilmente. Al cabo de este tiempo llegó la Baquedano que llenó de alegria a los pobres kanakas y el rey salió de su escondite. El comandante de la Baquedano escuchó las quejas c.l.e los kanakas y arregló con el administrador en forma que los kanakas quedaron contentos y tranquilos: desde luego le obli– gó el señor comandante a devolver los cuatro caballos que le había quitado al rey lka. La Baquedano se fué a los tres días y el señor ad.m inistra– dor se portó bien en adelante con los kanakas. Por fin, se fué para siE>mpre al continente y en la misma goleta en que llegó su suce<>or Cupe. Cupe no tenía el nombramiento de subdelegado, ni tenía guardianes; pues se fueron juntamente con el señor S... No obstante, hacía de autoridad y ordenaba los trabajos como taL Durante los sei-3 primeros meses no molestó mucho a los kanakas.... «Al principio andaba Cupe, dice un italiano ka– nakezzado, con la gorra hasta la punta de la nariz, a nadie miraba...; pero, a los seis meses levantó la cabeza y miró de veras, porque el que parecía manso cordero se convirtió en lobo carnicero... • Comenzó metiendo los animales de la compañía en las plantacionea de los kanakas; éstos se quejaron al señor Cup~. que les contestó diciendo: «Estos terrenos los compró Merlet, vosotros teneis la casa con un pedacito de tierra y nacl.a más».

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