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LA ISLA EN ~fANOS DE LAS AUTORTDADES CJVlLl!lS 141 en compañía de un enviado del Gobierno, el señor Toro. Lle– gados a la Isla, arrcglalOn la venta sin contar con el Rey kanaka, quien, al saber la8 pretensiones de Brander y Sal– món, les previno, diciendo: «Los animales del señor Obispo ni terreno alguno podéis vender; sabed que vosotros no te– néis aquí terrenos y los animales del señor Obispo son nues– tcos». Pero ellos no sabían qu~ el señor Obispo también vendió sus animales. Los señores Toro, Bcander y Salmón, fueron a Tahiti. El s.:ñor Toro era acompañado por un her– mano suyo que izó la b.indera chilena al qued<rr solo en la Isla cuando fueron a T ahiti los señores Brander y Salmón a hacer la venta. El R=y pascuense, al ver la bard~ra chilen:1 iz.tda, dijo al señor Toro: - Tu bandera pu~d=s poner, pero en el mismo palo d~ nuestra bandera y en la parte baja, la alta es para la nuestra. - Muy bien, así lo h:1ré, contestó el señor Toro, y el Rey agregó: - Al levantar tu bandera no quedas dueño de la Isla por– que nada h~mos vendido; sabemos que el s-;ñor Obispo puso a la Isla bajo el protectorado de Chile, mas Pada se ha vendido. El señor Toro guardó prudente silencio a la indicación justa del Rey kanaka. Volvieron de Tahiti loe; contratantes de animales, una vez hecha la compra-venta. El señor Toro (P :>licarpo) se fué, dejarrdo a su hermano de autoridad en la Isla. El señor Brander y Salmón quedaron también en la Isla. Como a los cuatro me.;es, volvió de Chile el señor Toro, capitanEando el buque a~orazado Angamos, arribó a la Isla y fueren los señores Salmón, Brandet, el sucdelegado Toro y el rey Atamutekena con su ayudante, a arreglar con el señor ::apitán el pago .de la venta de los animales ... . Y cuentan los viejos que traía el capitán tres sacos de plata;

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