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134 BIENVENIDO DE ESTELLA ro-tahztz <<átbol tahitianc» para leña, de la que tanto esc.asea– ban 1os pobre-; pascuenses. En la misma casa-mzszón, hizo el Padte Hipólito plantaciones de manzanos, higueras, naranjos y viñas; piantaciones que a la fecha no existen, porque, según dicen los ancianos y algunos jóvenes pascuenses, los adminis– tradores de la Sociedad explotadora (autoridade<> entonces), sacaron todas esaJ planta~iones y las llevaron a Mataveri, lu– gar donde siempre han vivido las autoridades. Los desmanes da Bornier llegaron a tal extremo que, .=n fran– ca hostitidad, acometió un día con su gente armada de largos cuchillos y algunos rifles, a la misión. El Padre Hipólito tuvo que ocultarse. El blutal Bornier pro– far.ó la iglesia y comenzó a deshacerla por el interior que, c<r mo cuentan lo" ancianos testigos del criminal atropelle, esta– ba abovedada con tabla labrada y barnizada; y la convirtió en cona] de animales ... También fué sobre los indetensos kana– kas de Han-ngaroa, porque eran adictos al mision~ro y taló su.;; plantacion.;!s y derribó sus casas. El Padre misionero se fugó a Vaihú, d.ondele;>iguió mucha gente buena; pero, cuando su– po B01nier el refugio del Padre, mandó .gente armada con or– den de destruír la Iglesia que allí había levantado el Padre Gas– par y las casas del pueblo quE> había formado y las plantacio- nes. En esta diabólica obra estaban, cuando se divisa un bu– que que se aproxima a la I sla. ¡Cuál sería el contento del misionero! Al momento cargó en su carreta todo lo que pudo salvar de las manos de los foragidos mandatarios de Bor– nier; acto contínuo se dirig¿ a Han-ngaroa, donde ancló el buque al día siguiente del atropello de Vaihú. El Padre Hi– pólito se embarcó con rumbo a Tahiti, llevando sus fieles ac1.ictos que eran 170...............A su vez, Bornier, según dicen los ancianos, embarcó pieles y lana para el señor Btander, juntamente con 150 kanakas, v.=ndidos como ani-

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