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HISTORfA DEL HERMANO J!IUGENfO EY"RAUD 131 sus cosas, amparadas por el rey To10meti, quien vivió con el Hermano Eugenio en la misma casa. A los pocos días hizo una ca:sa de barro con pasto, la que convittió en escuela, donde a::u– <lían los niños a aprender el <-atecismo. Los viejos se acuer– dan de lo que les d~cía con frecuencia el Hermano Eugenio : «K.a– turumai tatou maiterima oteatua. » «V ~nid, tomad la mano ~-é vuestro Dios» riéndose, del mal lenguaje usado p:)r el h~t­ manito Al poco tiempo de armar su casa el Hetmano Eugenio, a los pascuense.3 les entró la codicia y la envidia ~ontra To1ometi, pue-5 pensaban: «Torometi quiere hacerde dueño de la casa del Hermano Eugenio, y eso no está bien». Romá era un kanaka vecino de Apzna, vivía en Mataven y se conoce que tenía más ambición que los otros, porque irci– tó a los demás puebloJ a ir contra Torometi y sacarlo de Apz– na y matarle; lo que habrían hecho si no huye a la vez con el Hermano Eugenio. Pero, al escaparse d.cla persecmión, el Hermano fué por otro ;amino del de Torometi, cayó en manos de sus petseguic.o– l"es y le quitaron la ropa. Al poco rato, Torometi se encontró con el HermanoEuger.io y al verle sin ropa, se quitó <:>U trapo y se lo paJó al hermano para que s~ cubriera C')n él. Juntos bs dos se fueron a esconder en una cueva «Anaokaht» «cueva del pez grande» cercad= Vaihú, donde estuvieron dos semanas te– dos juntos, o sea, elHermano y Torometi ~on la fami 1 ia. Loa p~r­ seguidores, o mejor dicho, 1 os ambiciosos, se robaron todo; has– ta las casa.> las deshicieron para llevarse el material. Puede c1.e– cirse que los kanakas hicieron sufrir al Hermano Eugenio nó porque le odiaban sino porque amaban sus cosas. Comoa los veintedías deestoJ desmanes, llegó otra vez lamis– ma goleta con el mismo capitán Daniel; el H ermano Eug . .:niü fué al m )mento a bordo llevándole T.::>rometi en su bot~. Esta vez venía un padre misionero que los kanakas llamaban Pa– ranapa «Bernabé», on intención ae quedarse; mas, cuando